El caro voto de los diputados

AutorJesús Cantú

Todo esto, únicamente a través de recursos oficialmente entregados a los grupos camarales para distribuir entre integrantes de sus fracciones. Faltaría agregar el dinero que se ganan en la asignación de contratos de obras, servicios y productos que se realizan o adquieren para el recinto legislativo, como denuncia el diputado del Movimiento Ciudadano, Ricardo Monreal; y, desde luego, los porcentajes que exigen a los gobernadores y/o presidentes municipales por asignarles partidas en el presupuesto anual de egresos.

La clave de la disciplina partidista estriba en estos 170 mil pesos (calculados a partir de la información publicada en Proceso 1968 y 1969) que recibieron en promedio los diputados de PRI, PAN y PRD entre septiembre del 2012 y abril de este año.

Hasta aquí no hay un cambio importante respecto a lo que sucedía en las pasadas legislaturas, es decir, la entrega de recursos monetarios a los líderes en función del número de diputados que tuviera su bancada, para que ellos los distribuyeran libremente; lo que marca la diferencia en el neopresidencialismo (Proceso 1968) es que ahora se asignan partidas adicionales para repartir dis-crecionalmente entre las cabezas de los grupos camarales que respaldan las iniciativas presidenciales (Proceso 1969). La novedad en esta legislatura es el incremento en el monto y la discrecionalidad en la asignación de los recursos para el control de las bancadas.

En general, salvo casos excepcionales y memorables, los legisladores mexicanos se han caracterizado por una férrea disciplina partidista, lo cual se manifiesta claramente en el voto casi unánime de los grupos en los asuntos controversiales. Así que en este aspecto no hay sorpresas. Lo novedoso es el intempestivo viraje en el sentido del voto de legisladores de varios partidos políticos (particularmente los tres impulsores del llamado Pacto por México: PRI, PAN y PRD), quienes ahora aprobaron propuestas que hace muy pocos meses habían rechazado. Esto fue particularmente notable en los tricolores en la reforma energética y en los blanquiazules y amarillos en la de telecomunicaciones.

Una explicación para este giro es sin duda este generoso reparto de recursos, impulsado desde el Poder Ejecutivo; para ponerlo en términos muy llanos, es la compra directa de votos legislativos con el fin de sacar adelante las iniciativas presidenciales sin modificaciones relevantes.

Pero aunque todos los votos cuentan exactamente igual al aprobar reformas legales o...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR