Carta al doctor Narro

AutorMarta Lamas

Me pareció una barbaridad que la hubieran despedido por una cuestión burocrática, pues la supuesta falta tenía el objetivo ético de proteger al joven mientras hacía su transición a otra institución, además de que se encontraba dentro de un protocolo de investigación que permitía continuar con su seguimiento. La doctora Medeiros es fundadora de la Unidad de Investigación y Diagnóstico en Nefrología y Metabolismo Mineral Óseo de dicho hospital, y era su jefa hasta antes de ser despedida. Además, es integrante del Sistema Nacional de Investigadores, en el nivel II, tiene 110 publicaciones indizadas y es coordinadora de 12 proyectos de investigación, nacionales e internacionales. No era creíble que, con una trayectoria laboral y académica tan sobresaliente se le hubiera despedido por tomar una decisión ética. Inmediatamente varias asociaciones de nefrología, nacionales e internacionales, empezaron a enviar cartas de protesta y de apoyo a la doctora Medeiros. ¿Qué había pasado realmente? Un grupo de distinguidas académicas habló de "misoginia y discriminación", pero ahí había gato encerrado.

Tengo la fortuna de tener varios amigos en distintas instituciones de salud y empecé a preguntar qué sabían del caso. Por poco y me caigo de espaldas con lo que averigüé. La causa que subyace es mucho peor que el burocratismo o la misoginia de la que se habló al principio. Resulta que hay una rara enfermedad llamada acidosis tubular renal (ATR), tan rara que a la doctora Medeiros le llamó la atención el gran número de niños diagnosticados con ella.

Por eso en 2013 inició un protocolo de investigación para evaluar clínicamente a los niños con diagnósticos de ATR, realizados en el HIMFG, en otros hospitales y en consultas privadas. De una muestra de 170 solamente en tres niños se confirmó el diagnóstico de esa enfermedad; el resto tenía problemas de detención de crecimiento por deficiencia alimenticia. Esta investigación se terminó en 2015 y se publicó en 2016. La doctora Medeiros concluyó que había un sobrediagnóstico, y no resulta nada difícil suponer sus causas: tener "amarchantadas" a las familias con consultas cada tres meses, además del consumo cotidiano de soluciones de bicarbonato o de citratos como un suplemento alimenticio.

Al rectificar el diagnóstico y suspender el suplemento alimenticio, las criaturas mejoraron notoriamente y las madres y los padres amaron a la doctora Medeiros. Además, ella y algunos colegas...

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