Caslavska, "La Novia de México", la que nunca se doblegó

AutorRoberto Ponce

Medio siglo después de conquistar las máximas preseas olímpicas en el Auditorio Nacional y robarse el corazón de los mexicanos, la gimnasta checoslovaca Vera Caslavska (1942-2016) es recordada por su hija Radka Caslavska:

Mi madre siempre me habló de cuánto amaba México no sólo por haber sido la primera gimnasta en haber ganado cuatro medallas de oro en la historia de los Juegos Olímpicos y casarse (con el atleta checo Josef Odlozil) en la Catedral Metropolitana, aquel año del 68 ante 100 mil personas, cuando la bautizaron La novia de México y La reina de las Olimpiadas, sino también por el cariño que sintió al regresar en 1979, convocada por el presidente José López Portillo, para formar a niñas mexicanas en el arte de la gimnasia olímpica.

-¿Cuál considera que es la importancia histórica de Vera Caslavska?

-No fue solamente una deportista que ganó siete medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio 1964 y México 1968. Ella también era una persona firme en sus opiniones, congruente con los ideales y las acciones de vida. Por algo también ganó el premio Fair Play del Comité Olímpico Internacional, pues creía que una victoria moral es para todas las naciones.

"Su valía reside en no haberse dejado manipular por los políticos, quienes la acosaron antes de venir a México para que se retractara de haber firmado el Manifiesto de las Dos Mil Palabras tras la Primavera de Praga, promulgado por el escritor y periodista Ludvik Vaculik junto con intelectuales y artistas checos. Mi madre nunca doblegó su espalda ante el poder.

La protesta silenciosa

Nacida el 4 de agosto de 1969 en Praga, la terapeuta física Radka Caslavska afirma sonriente y en clarísimo español que "mi mamá decía que yo había sido 'hecha en México' y eso me da un gustazo enorme".

La piel se le eriza cada vez que oye el Jarabe tapatío y Allá en el rancho grande, confiesa, porque fueron las melodías que su mamá bailó acompañada al piano en los ejercicios gimnásticos de piso, en el Auditorio Nacional, durante su actuación en los XIX Juegos Olímpicos. Sin embargo, los jueces dieron los mismos 19.675 puntos de Vera a la soviética Larisa Petrik. Ambas compartieron el oro.

"El público abucheó a los jueces. Mi mamá fue muy aclamada, subió al podio y le dio un tremendo orgullo que los mexicanos tocaran primero el himno de Checoslovaquia, un país pequeñito que había sido invadido por la gigantesca Unión Soviética. Y cuando sonó el soviético, mi mamá bajó la cabeza a un lado, con...

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