Caso Monterrey: la vulnerabilidad de los escolares mexicanos

AutorLuciano Campos Garza

MONTERREY, NL- Hasta ahora nadie ha podido explicar por qué Federico Guevara Elizondo, de 15 años, llevó una pistola a su escuela, el Colegio Americano del Noreste, y la disparó contra tres de sus compañeros y una maestra la mañana del miércoles 18, antes de suicidarse de un tiro en el cráneo.

Minutos después de la tragedia, Aldo Fasci Zuazua, vocero de seguridad del estado, atribuyó apresuradamente la balacera a los contenidos a los que acceden los niños en las redes sociales. Afuera del colegio, clamó: "Vamos a tener más cuidado en lo que portan y con quién se juntan, porque tienen acceso a todo en las redes sociales. Esto es producto, sin duda, de lo que vieron en redes de otros países".

Sólo habían pasado unos minutos desde que el joven perpetró el ataque cuando los datos relevantes ya se conocían en los medios de comunicación: el muchacho desenfundó poco antes de las ocho de la mañana la pistola calibre .22 de su papá que había llevado en su mochila. Disparó, e hirió en la cabeza a la maestra Cecilia Cristina Solís y a los alumnos Luis Fernando y Ana Cecilia, mientras que Mariel recibió un impacto en el codo. Cuando vació el arma, la cargó de nuevo y se dio un tiro.

Momentos después de que los pa-ramédicos de la Cruz Roja sacaran a las víctimas de la escuela, ubicada en calle Paseo del Lago número 5109 de la colonia Paseo Residencial, comenzaron a surgir las especulaciones, sobre todo aquellas que alertaban contra el uso de las redes sociales.

Un par de horas después circularon en internet videos y fotografías de la tragedia. Alguien, no se sabe quién, captó con un teléfono celular la grabación de una cámara de seguridad del interior del aula, donde se ve claramente el ataque. Son 34 segundos en total del primero al último tiro.

También se difundieron fotografías de los niños inconscientes y acercamientos a sus cabezas recostadas sobre charcos de sangre.

La mayoría de los medios de comunicación mexicanos se abstuvieron de publicar esas imágenes. Los pocos que lo hicieron tuvieron que bajarlas por la presión ciudadana que recibieron precisamente a través de las denostadas redes sociales.

Hasta la Secretaría de Gobernación, que ha transitado de la censura rigurosa a prácticamente ignorar los contenidos impropios y el lenguaje soez en los medios, tuvo que intervenir.

A través de la Dirección General de Radio, Televisión y cinematografía (RTC), la dependencia encabezada por Miguel Ángel Osorio Chong dio la instrucción de que los medios se apegaran al capítulo 10 de la Ley General de los...

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