Caso Odebrecht: Mueren testigo clave... y su hijo

AutorRafael Croda

BOGOTÁ.- Jorge Enrique Pizano, excontralor interno de un consorcio del que formaba parte la constructora brasileña Odebrecht en Colombia, tenía la certeza de que pronto iba a morir.

No sólo porque padecía cáncer linfático desde hacía dos años, sino por su papel como testigo central en las investigaciones por sobornos contra la multinacional brasileña y su asociada en Colombia, Corfico-lombiana, filial del Grupo Aval, el mayor conglomerado empresarial de este país.

Pizano sabía de los enormes intereses que tocaba con sus denuncias y, según allegados a la familia que hablaron con Proceso, temía más a la furia que sus acusaciones pudieran desatar "entre gente muy poderosa", que al mismo cáncer. En agosto pasado, se percató de que desconocidos le hacían "seguimientos" en autos y motocicletas.

De esto, y de su temor a sufrir un atentado, puso al tanto a su familia y a varios periodistas a los que buscó para denunciar, con mucha documentación de soporte, las "irregularidades" que había detectado como contralor interno de la concesionaria Ruta del Sol II.

Esa empresa -en la que Odebrecht tenía 62% de las acciones, Corficolombiana 33% y la constructora Solarte 5%- resultó a la postre el epicentro del entramado de corrupción que montó la cuestionada constructora brasileña en Colombia para obtener contratos de obra pública.

Y el principal testigo del modus operan-di de esa red criminal era precisamente Jorge Enrique Pizano, quien desde 2013 había alertado a altos ejecutivos del Grupo Aval sobre las irregularidades de Odebrecht.

En los documentos, conversaciones por WhatsApp, grabaciones de audio y copias de correos electrónicos que Pizano entregó a varios periodistas, queda claro que sus denuncias de que las anómalas transacciones por millones de dólares podrían ser sobornos, fueron ignoradas.

Incluso se aseguró de que sus hallazgos fueran conocidos por Luis Carlos Sarmiento Angulo, presidente del Grupo Aval y, según la lista Forbes, el hombre más acaudalado de Colombia, con una fortuna de 11 mil 200 millones de dólares.

Su conducto para enterar al magnate de lo que ocurría en Ruta del Sol II fue el abogado del Grupo Aval, Néstor Humberto Martínez, con quien se reunió el 19 de agosto de 2015.

Entonces Martínez era amigo de Pizano y hacía campaña para convertirse en fiscal general, lo que un año después logró, pese a las múltiples voces que advirtieron que sus estrechos nexos con los poderes económico y político le impedirían cumplir esa función con imparcialidad.

En una reunión posterior, Martínez le dijo a Pizano que ya había llevado su mensaje a Sarmiento Angulo y que se quedara "quieto, quieto", según se escucha en una de las conversaciones que el contralor comenzó a...

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