Caso Wallace: la importancia de la gota de sangre

AutorRicardo Raphael

Ahí dijo que él y otros familiares habían encontrado el día previo un vehículo Cherokee, perteneciente a la víctima, estacionado en una pequeña calle de la colonia Insurgentes Mixcoac.

Añadió que un vecino de la zona le contó haber visto, la noche del lunes 11 de julio, a unos hombres bajando con violencia de ese auto a una persona para conducirla a un inmueble ubicado en la calle de Perugino número 6.

Luego, según el señor Wallace, un niño le narró haber escuchado balazos en ese mismo edificio, alrededor de las cuatro de la madrugada del martes 12 de julio, y también vio cómo unos sujetos sacaron a una persona herida, de vuelta a la calle.

Con esta información la Procuraduría solicitó una orden de cateo en el departamento 4 del inmueble ubicado en la calle de Perugino 6, donde según el mismo niño, vivían unas mujeres dedicadas a "la vida galante".

El viernes 15 de julio de 2005, peritos de la PGR ingresaron al departamento mencionado. De acuerdo con el acta circunstanciada de esa diligencia, no se encontró nada relevante para corroborar las declaraciones del señor Wallace.

El inmueble estaba habitado por una persona del sexo femenino, de nombre Juana Hilda González Lomelí, cantante del grupo musical Clímax.

El expediente judicial 35/2006-II, del juzgado 16° de distrito, sobre el presunto secuestro y asesinato de Hugo Alberto Wallace Miranda, es un voluminoso documento de más de 30 mil páginas. En él se relata una historia extraordinaria, porque la fabricación y la mentira emergen desde los primeros folios.

Por ejemplo, la autoridad jamás dio con el testigo que dijo al señor Wallace haber visto a la víctima bajar del vehículo Cherokee. En el mismo sentido, el niño Érick Figueroa Martínez, a quien el señor Wallace identificó como testigo principal, fue entrevistados dos veces por las autoridades y en ambas aseguró que era falsa su supuesta declaración. Es más, testificó no haber dormido en ese edificio la noche en que habrían ocurrido los hechos.

Tercero, al menos cinco vecinos de Perugino 6 fueron entrevistados por la policía, durante la misma semana de la desaparición, y luego fueron llamados a declarar a la SIEDO: en ese 2005, todas las veces dijeron que el inmueble donde habitaban era tranquilo y que la madrugada del martes 12 había transcurrido sin ningún hecho relevante que mencionar.

No sorprende que, con tales elementos, la autoridad haya dudado del supuesto secuestro y por eso autorizó al propietario del departamento 4 a rentarlo de...

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