CASO YAKÍRÍ. La justicia de género, un derecho irrenunciable

AutorAna Katiria Suarez

En 2013 decidí defender la libertad de una mujer, Yaki-' ri Rubio, quien fue secuestrada, violada y apuñalada por dos sujetos de apellidos Ramírez Anaya. Ella, en un ejercicio de la legítima defensa y en una lucha ins-j tintiva peleó por su vida y, al verse en la posibilidad J de salvarla, apuñaló de muerte a uno de sus agresores, mientras que el otro ya había huido del lugar 30 minutos antes para "lavar a una virgencita"... La historia me obligó a confrontar a un sistema enfermo de soberbia, podrido de injusticia, sin claudicar y levantando la voz con la razón; así me enfrenté a quienes cuestionaban el valor que podría tener la palabra de una mujer defendiendo a otra.

¿Por qué debemos luchar por los derechos de las víctimas en las instancias jurisdiccionales? ¿Por qué debemos recurrir a poner en riesgo nuestras vidas como defensores y defensoras a costa de la reputación de la "autoridad"? La denegación de justicia en los casos de delitos de género es pan de todos los días y la lucha por hacer cesar la injusticia se vuelve mortal. ¿Cómo espera este gobierno que una mujer crea que la corrupción y misoginia no ponen en riesgo y en un alto grado de vulnerabilidad su vida y libertad?

Forjemos vías que demuestren que conociendo nuestros derechos sabremos qué exigirle a "aquellos" que constantemente esconden y entorpecen los caminos de la justicia, quizás por pereza, quizás por incredulidad o por falta de humanidad. Cualesquiera que sean las razones, hoy estoy segura que al exigir justicia se rescatan vidas, libertades y la dignidad que todos merecemos frente a la autoridad.

Éste es mi testimonio, el cual ofrezco precisamente en la época en que la lucha contra la violencia de género en nuestro país ha cobrado un auge inusitado. Hoy, cuando la llamada primavera violeta, la máxima concentración y movilización de mujeres en la historia mexicana, comienza a ver sus primeros frutos (...) Hoy, cuando ajenas a partidos políticos, filiaciones, credos y formas de la diversidad, las mujeres decimos resueltas que ya basta, ya ha sido suficiente.

La primera audiencia pública del caso tuvo lugar el martes 17 de diciembre de 2013, un día después de mi toma de protesta y de mi desagradable encuentro con el juez 68 (Santiago) Ávila Negrón, quien ese día estuvo ausente porque se tomó sus respectivas vacaciones decembrinas, por lo que fue sustituido por su secretario de acuerdos, Jesús Sevilla Flores.

Esta primera audiencia de término constitucional pudo haber...

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