Censura por miedo al terrorismo

AutorAnne Marie Mergier

PARÍS.- Los debates y polémicas desatados en Francia por dos películas sobre yihadismo dan la medida de los profundos estragos causados por el terrorismo islámico en la sociedad gala.

La primera, Made in Trance, es una cinta de suspenso realizada por Nicolás Bou-khrief. Cuenta la historia de un periodista infiltrado en una célula yihadista que planea perpetrar atentados en París. La segunda, Salafistas, es un documental realizado por Francois Margolin y Lemine Ould Salem, en el cual se suceden entrevistas de ideólogos salafistas e imágenes violentas sacadas de videos propagandísticos del Estado Islámico (El).

Las dos películas se exhiben desde finales del pasado enero con restricciones inéditas: Made in France sólo se puede ver, en streaming, en internet.

Salafistas se presenta en tres salas parisinas y una de provincia y está prohibida a menores de 18 años, lo cual es una sanción excepcional: la última censura de un documental político en Francia se remonta a 1962 y al periodo de la Guerra de Argelia, cuando se prohibió la difusión de Octubre en París, un largo reportaje sobre la represión sangrienta de manifestantes argelinos el 16 de octubre de 1961 en la capital gala.

En los 15 últimos años sólo 11 películas pornográficas o consideradas muy violentas tuvieron límite de edad.

Salafistas provocó un fuerte debate en la Comisión de Clasificación de las Obras Cinematográficas. Esa instancia administrativa determina a cuál categoría pertenece cada filme distribuido en Francia y puede recomendar -no ordenar- su prohibición o su difusión restringida.

El representante del Ministerio del Interior en dicha Comisión se desató contra Salafistas exigiendo su prohibición total, por considerarla "una peligrosa propaganda a favor del yihadismo". Los restantes miembros de la Comisión abogaron por una difusión reservada a adultos. Fleur Pellerin, ministra de Cultura -única autoridad con poder de decisión en ese caso-eligió la segunda opción.

"Teniendo en cuenta la decisión de los realizadores de difundir sin comentarios escenas y discursos de una violencia extrema, decidí seguir la recomendación de la Comisión de Clasificación de las Obras Cinematográficas y prohibir la película a menores de 18 años", aclaró públicamente Pellerin, quien pareció incriminar, antes que todo, el montaje radical de Salajíistas.

A lo largo de 70 minutos, Ould Salem y Margolin dejan al espectador totalmente solo frente a los ideólogos de la yihad y las atrocidades perpetradas en nombre de la sharia (ley islámica). No contextualizan las imágenes, ninguna uoz en qf/las comenta.

"Las imágenes hablan por sí solas. Confiamos en la inteligencia de los espectadores. Desde el principio nos negamos a dar explicaciones con una uoz en off, como se suele hacer en los documentales. Estamos convencidos de que los discursos violentos de nuestros entrevistados son mucho más elocuentes que cualquier análisis", afirma Margolin a Proceso.

Agrega Ould Salem: "No tenemos legitimidad alguna ni autoridad para expresar un juicio moral sobre el tema. Estos ideólogos tienen un discurso construido y siguen un patrón de comportamiento bastante estructurado en las zonas que administran. Nos pareció importante mostrar esa realidad, tal cual, casi cruda, sin filtro".

Ambos admiten que esa ausencia de comentarios fue objeto de un acuerdo con sus entrevistados.

Discursos de odio

Periodista independiente, colaborador de muchos medios europeos -Liberation, La Tribune de Genéve, BBC, entre otros- Ould Salem tiene 10 años en África como reportero, con particular interés en los movimientos yihadistas. Margolin es productor, guionista y realizador; autor de exitosas películas de ficción y también de un documental de referencia (El...

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