Charros de Jalisco. Un proyecto exitoso con pleitos internos

AutorBeatriz Pereyra

Por un lado, Quirarte asegura que Navarro se comprometió en octubre de 2017 a entregarle ese 16% a más tardar en octubre de 2019. Como prueba de ello enseña un contrato de promesa de compraventa con el que pretende obligarlo en los juzgados a que respete el acuerdo.

Navarro aclara que el origen del conflicto radica en que los nueve socios mencionados mandaron hacer una auditoría que puso al descubierto que durante 2018 y 2019 Quirarte los estuvo timando, por lo que lo denunciarán penalmente para que devuelva al menos 25 millones de pesos que utilizó de manera indebida.

Navarro y Quirarte se asociaron en 2014 para que renaciera la franquicia de los Charros de Jalisco, equipo que entre 1990 y 1995 formó parte de la Liga Mexicana de Beisbol (LMB). Ese último año, Navarro vendió el equipo al empresario Alfredo Harp Helú y desde entonces se convirtió en los Guerreros de Oaxaca.

Nueve años después, Quirarte y Navarro coincidieron para revivir el club en Guada-lajara, ahora en la Liga Mexicana del Pací-fico (LMP).

Navarro tenía el registro de la marca Charros de Jalisco y Quirarte era amigo del entonces gobernador Aristóteles Sandoval, quien aceptó poner 50 millones de pesos del erario estatal para remodelar el estadio de atletismo de los Juegos Panamericanos I de Guadalajara 2011, que se convirtió en un parque de beisbol.

El empresario sinaloense Jaime Castro puso en venta la franquicia de los Algodoneros de Guasave, quienes para la temporada 2014-15 de la LMP se convirtieron en los Charros de Jalisco, porque Quirarte pagó poco más de 25% del costo, mientras que los socios pagaron el resto.

En siete años los Charros de Jalisco han sido protagonistas en el beisbol invernal. En la campaña 2018-19 obtuvieron su primer título, pero en enero de 2020 estallaron los problemas entre los socios.

En entrevista con Proceso, Navarro cuenta que el conflicto comenzó cuando dos de los socios, Carlos Calo Valenzue-la (de la empresa Desarrollo y Creación de Infraestructura, S.A.P.I. de C.V.) y Leonardo Placencia (propietario de Centro Mueblero Placencia, S.A. de C.V.) recibieron quejas por parte de un grupo de proveedores -entre ellos las marcas de uniformes y equipamiento deportivo UDI y Arrieta- porque los Charros les debían dinero.

Desde que nació el equipo, el responsable de administrarlo y operarlo fue Quirarte. Él era la única cara visible. Navarro sólo aparecía en los días de los juegos, y en las asambleas de la LMP fungía como presidente deportivo.

Navarro asegura que, ante las quejas, Valenzuela y Placencia le pidieron cuentas a Quirarte.

Solicitaron que se realizara una auditoría, pero Quirarte sólo les dio largas, hasta que Placencia logró que un contralor entrara casi por la fuerza para auditar los años de 2018 y 2019, que escogió como muestra para revisar. El resultado fue que los estados financieros que habían recibido eran falsos.

"Le dijimos: 'La ropa sucia se lava en casa. Esto es fácil, rinde cuentas y el dinero que falte lo pagas con acciones o como sea, no pasa nada'. Esto fue interno hasta finales de enero...

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