Chilang Balam / rco tras circo en el Zócalo. El 30 para los niños... El 1ero p'a los trabajadores

Qué días de veras! No habían acabado las vacaciones de los quirópteros menores, cuando ya les estaban celebrando su desdichado Día del Niño... ¿Qué no fueron suficientes las dos semanas de holganza que disfrutaron los caguengues? Pos encima les hicieron un desfile mamilón sobre Reforma... Creo que Televisa ya se agarró de exclusivo ese jolgorio, y trepa a sus estrellas en unos carromatos pa que vayan saludando a los mocosos que sacan fuerzas de quien sabe donde. Tenían que haber visto a los papases todos crudos aguantándose los calorones con tal de quedar de poca con su prole. Hasta medio se desmayaban con tanto borlote los mártires de la resaca, pero como premio consolatorio pudieron licarles las piernotas a las gemelas que anuncian pastillas pa la tos. También en el Zócalo hubo fandango pa los piojosos... El gobierno del defectuoso le mandó poner un circo a la mini turba pa que no se sintiera menos. Los chiquilines dieron muestras de contento, pero algunos mayores pusieron el grito en el cielo. Ya sábanas que nunca faltan los que aúllan por un apapacho... Gran ofensa les pareció eso de montar una carpa cirquera en plena Plaza de la Constitución. No manchen, me cai. ¿Qué fregada diferencia puede haber entre un cantante de ópera, una centena de mariachis, unos rayos láser y una caravana de cirqueros? Tan digno es aventar un do de pecho como malabarear sobre aserrín... Sólo falta que estos criticones de pacota jijos del hule, quieran reservarse el derecho de admisión en pleno Zócalo. ¡Nomás eso nos faltaba! Si de entretener a la banda se trata, mientras sean artistas todos caben... Negra si no.

MARCHANDO QUE ES GERUNDIO

¿Y qué me cuentan del Día del Trabajo? Todavía me encuentro cuates que me platican de esos desfileros días, en los que se les quitaba un día de sueldo si no marchaban cargando sumisas pancartas. Vivía Don Fidel y todo el aparato obrero me lo tenían de los huesos... Eran los tiempos en que el Presidente era un casi Dios que necesitaba ser venerado por las fuerzas trabajadoras al servicio de su líder. El Preciso se regocijaba, los líderes se esponjaban, y los caminantes nomás hacían la finta. Esos felices días de agandalle masivo donde los votos de la raza se le ofrecían al sistema como un tributo, ya bailaron Berta. Hoy los líderes difícilmente aglutinan la voluntad de sus familias, y los obreros ya no se tragan ni lo que por justicia debieran tragarse. Ese poder que sirvió pa menear a todos los sectores del país alrededor de...

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