La CIDH; bajo "fuego amigo"

AutorGloria Leticia Díaz

Con graves problemas financieros, golpeada por países acusados de violar los derechos humanos y menospreciada por el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) atraviesa la peor crisis desde su fundación en 1959.

Al mexicano Joel Hernández García, quien el lunes 1 asumió la presidencia trimestral del Consejo Permanente de la OEA, le corresponderá conducir el inicio del proceso de reforma de la CIDH que culminará en marzo de 2013 en Washington -sede del organismo-, cuando los cambios propuestos sean sometidos a la aprobación de la Asamblea General.

Por otra parte, la CIDH nombró el pasado 19 de julio a Emilio Álvarez Icaza secretario ejecutivo en sustitución del argentino Santiago Cantón, quien estuvo 12 años en el cargo.

Expresidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal e integrante del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, Álvarez Icaza saltó al ámbito interamericano con el respaldo de cuatro de los siete comisionados de la CIDH, presidida por otro mexicano, José de Jesús Orozco.

Pero los otros comisionados cuestionaron el nombramiento de Álvarez Icaza porque no es abogado; incluso el canciller de Ecuador, Ricardo Patino, decidió quejarse ante el secretario general de la OEA por esa designación, que calificó de poco transparente.

Estados ofendidos

Defensores de los derechos humanos han alertado sobre lo que consideran intentos por debilitar a la CIDH con el proceso de renovación que empezó el 29 junio de 2011 a instancias de la Asamblea General de la OEA, que ordenó a su vez al Consejo Permanente la creación del Grupo de Trabajo Especial de Reflexión sobre el Funcionamiento de la CIDH para el Fortalecimiento del Sistema In-teramericano de Derechos Humanos.

El director para América Latina de Human Rights Watch (HRW), el chileno José Miguel Vivanco, dice a Proceso que en una reunión privada de cancilleres durante la Asamblea General de la OEA en San Salvador, la colombiana María Ángela Holguín enderezó baterías contra la CIDH, "sorprendentemente con gran virulencia, y fue quien logró convencer a los cancilleres de que era necesario crear un grupo de trabajo para evaluar el funcionamiento, las facultades y las atribuciones" de la comisión.

"Así es como surge esa instancia, que se llama eufemísticamente de fortalecimiento, cuando todo el mundo sabe que en realidad se trata de una instancia de debilitamiento."

Desde Washington, entrevistado vía telefónica, Vivanco advierte que la CIDH "enfrenta probablemente los peligros más serios desde su creación, porque se ha producido una alianza oportunista entre gobiernos que no necesariamente coinciden en su agenda y que la tratan como enemigo" por tener algún señalamiento en su contra.

El primero en la lista de países contrarios...

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