El difícil tránsito a la democracia cultural

AutorJorge Sánchez Cordero

La inminente aprobación del presupuesto federal, en especial el que concierne a la cultura, ha suscitado un gran debate y una extendida zozobra en nuestra sociedad. Y con razón: finalmente es la viabilidad de un proyecto en la materia lo que está en juego. La falta de asignación de recursos posterga reivindicaciones sociales legítimas y condena a los mexicanos a la postración cultural. Ahora es el momento de destacar algunos de los muchos aspectos en los que la sociedad reclama la presencia de la cultura.

El caso de México no es un evento aislado en el paisaje universal, en el que la cultura, lejos de ser un artificio, ha sido un bálsamo social y, más aún, instrumento indispensable para la mejoría de la calidad de vida de las personas.

A comienzos de la década de los noventa la ciudad de Turín, en Italia, había quedado a la deriva a raíz de las alzas en los precios del petróleo y la crisis de la industria automotriz. Como una clara respuesta a la compleja composición social de esa urbe, a la par de su intenso ñujo de inmigrantes y el desempleo abierto, entre otros problemas, nació la iniciativa Porta Palazzo: "living, not leaving", que tiene un significativo componente de planeación cultural. En el marco de este proyecto, los temas de criminalidad, seguridad y habitación comenzaron a abordarse con miras a mejorar la calidad de vida de la población y el núcleo comunitario. La cultura resultó ser un elemento de composición indispensable.

A su vez, la organización no gubernamental Part-nersfor Livable Communities, fundada en 1977, empezó a trabajar en todo el territorio de los Estados Uni-dos con el objetivo de promover la calidad de vida, el desarrollo económico y la equidad social. Desde entonces ha proveído una nueva forma de conceptuar la política cultural que se aleja de la lógica compensatoria de los programas artísticos, y ha abordado temas tan importantes como el acceso, la equidad y la participación de la comunidad en el contexto general del desarrollo social y económico en las concentraciones urbanas.

Los ejemplos evocados revelan cómo el empleo de los activos culturales puede constituirse en una fuente inagotable de mejoramiento comunitario y re-vitalización económica. El origen de Partnersfor Uva-ble Communities se encuentra en el New Deal de Roose-velt, que inicia la tradición de los centros de cultura en las comunidades urbanas y la asignación de recursos a los gobiernos locales, idóneos para la planeación cultural.

En el caso del Viejo Continente la respuesta fue significativa. Se expresó a través del programa piloto urbano de la Unión Europea, concluido en 2000 y que fue diseñado con el fin de explorar nuevas formas de potencial económico para las ciudades en un contexto de exclusión social, decaimiento de la actividad industrial y degradación del medio ambiente. En este proyecto a la cultura se le empleó como un pistón para la regeneración urbana, sobre todo a partir de estrategias incluyentes que abordaran temas como el multiculturalismo.

La cultura como solidaridad y como civilidad

La cultura, según quedó definida por la Conferencia Mundial de México sobre las Políticas Culturales de 1982, debe ser conceptualizada como una fuente de renovación intelectual y desarrollo humano, y su ámbito...

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