Su pasión original: el cine

Al Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez primero lo conquistó el cine. Antes de mudarse a México -el 2 de julio de 1961- ya había trabajado como crítico cinematográfico, escrito el corto La langosta azul (dirigido por Alvaro Cepeda Samudio), estudiado en el Centro Sperimentale di Cine, en Cinecittá de Roma, y ayudado a Alessan-dro Blasetti en la cinta Peccato che sia una ca-naglia (1955), titulada en español La ladrona, su padre y el taxista, con Sofía Loren, Marcelo Mastroiani y Vittorio de Sica, aunque ahí sólo sostuvo una cuerda en una esquina para que no pasaran los curiosos.

El autor de Cien años de soledad, nacido el 6 de marzo de 1927 en el municipio colombiano de Aracataca, confesaba que había venido a México para dedicarse al cine. En esa aventura lo acompañaron su esposa Mercedes Barcha Pardo y su hijo Rodrigo, hoy destacado director de la pantalla grande radicado en Los Ángeles, Califor-nia. Su segundo hijo, Gonzalo, aún no había nacido.

Crítico precoz

Gabo, como lo llamaban, tenía 21 años cuando comenzó a reportear para el diario El Universal de Cartagena. Luego se pasó a

El Heraldo de Barranquilla, donde se inició como crítico cinematográfico. Hacia 1950 y con el pseudónimo de Septimus -según relata Gaudi Calvo, de la revista Cultural Centroamericana- publicó su primer artículo sobre la película Ladri di biciclette (1948. En español, Ladrones de bicicletas), de Vittorio de Sica.

Junto a sus amigos de El Heraldo se involucró con la bohemia de la ciudad y conoció a los intelectuales que se reunían en el mítico restaurant La Cueva: los escritores José Félix Fuenmayor, Ramón Vinyes, Alfonso Fuenmayor, Alvaro Cepeda Samu-dio, Germán Vargas, Orlando Rivera, el fotógrafo Nereo López y los pintores Alejandro Obregón y Enrique Grau, entre otros. Para 1954 ya eran conocidos como el "Grupo Barranquilla".

Fue también en ese año cuando colaboró en La langosta azul, filme que permaneció casi 40 años sin ser exhibido, hasta que en 1990 se consiguió crear un internegativo para una proyección en Nueva York.

En 1955, García Márquez publicó La hojarasca, su primera novela. No obstante, continuó escribiendo de cine en El Espectador de Bogotá y viajó a Europa como corresponsal de ese medio. Su mudanza no obedeció sólo a cuestiones laborales: Estaba maravillado por el neorrealismo italiano y la obra de Cesare Zavattini, por lo que ingresó al Centro Sperimenta-le di Cine.

Su visión en México

En 1961 se mudó a México. En este país, según cuenta el periódico El Colombiano, conoció a Luis Buñuel, Carlos Fuentes y Juan Rulfo, con quienes comenzó a trabajar guiones. En 1964 adaptó, al alimón con Fuentes, un argumento de Rulfo, base del filme El gallo de oro, de Roberto Gavaldón. En ese mismo año el realizador Alberto Isaac le propuso adaptar el cuento "En este pueblo no hay ladrones", de su libro Los funerales de la Mamá Grande (1962). Realizó ese proyecto en conjunto con el historiador de cine Emilio García Riera.

El propio García...

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