La Ciudad de los Césares

AutorFabrizio Mejía Madrid

Para el siglo XVIII la leyenda decía que los náufragos llevaban un cargamento de oro que tuvieron que utilizar para levantar sus casas, iglesias y escuelas. No por otra cosa el Río de la Plata se llama así: era la ruta para llegar a la Sierra de Plata, lugar donde se asentaba la Ciudad de los Césares.

Uno pensaría que el nombre es por los dirigentes imperiales de la antigua Roma, pero no. El origen del nombre nos dice mucho de nuestra América Latina y cómo la hemos construido a base de dos ideas que se mezclan y separan cada cierto tiempo: el botín y el prodigio. Como dice el libro de Fernando Aínsa, vamos con facilidad de la Edad de Oro, es decir, de un tiempo en que no había que trabajar ni se envejecía, a la idea de El Dorado, esto es, un espacio lleno de riquezas tan abundantes que bien valían la pena los viajes sin retorno. El botín y el prodigio han fundado América y lo hicieron mediante una profecía trágica: los españoles se lanzan a la conquista de las tierras indígenas seguros de que el cordobés, Séneca los valida desde el final del acto II de su Medea: "Tiempos vendrán al paso de los años en que suelte el océano las barreras del mundo y se abra la tierra en toda su extensión". Hernando, el hijo de Colón, y otros, como Bartolomé de las Casas, citarán a Séneca como una validación del carácter "español" de la empresa.

Pero volvamos a la Ciudad de los Césares. El 3 de abril de 1526 el marino Sebastián Caboto, que ha engañado a la Corona diciendo que su expedición es hacia las islas Molucas para buscar especias, se dirige con tres navíos a buscar la ciudad de un supuesto "rey blanco", que está más allá de los Andes y que debe su nombre a que está cubierto por plata. Descubre que hay unos españoles que naufragaron diez años antes en la selva de Brasil en una expedición desastrosa de Juan Díaz de Solís. Ellos le cuentan de una ciudad de oro. Resulta que uno de los que acompañan a Caboto y que escucha estas leyendas de náufragos se llama Francisco César. Éste es el "césar" de la leyenda, no los emperadores romanos. Se habría embarcado con los "césares", unos quince marinos más, para buscar la ciudad de oro, cruzan los Andes, y no encuentran más que una planicie llena de "ovejas como las del Perú". A su regreso al fuerte de Espíritu Santo descubre que Caboto y sus hombres lo han abandonado. El capitán César se embarcará en la expedición hacia el Darién, en Venezuela, en 1532, y morirá en el intento, seis años después.

La otra mitad de la...

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