CNDH: de la solidaridad a la zona gris

AutorMarta Lamas

Días después, el 15 de septiembre, las madres de víctimas de feminicidio y de graves abusos, junto con activistas feministas, dieron un "grito", al que llamaron "antigrita". Frente a un nutrido grupo de gente, en su mayoría mujeres jóvenes, denunciaron: "No hay instituciones que estén respaldando, resguardando o atendiendo a las mujeres víctimas de violencia, no hay una mujer en este país que no haya vivido algún tipo de violencia y desde esa lógica es que se da inicio a esta antigrita".

Horas antes, la tarde inició con música y baile, y cuando Vivir Quintana, la joven norteña que compuso la Canción sin miedo, empezó a cantarla casi todas las asistentes la corearon. Aquí solo retomo tres estrofas:

A cada minuto de cada semana Nos roban amigas, nos matan hermanas Destrozan sus cuerpos, los desaparecen ¡No olvide sus nombres, Señor Presidente!

Cantamos sin miedo, pedimos justicia Gritamos por cada desaparecida Que resuene fuerte: ¡Nos queremos vivas! Que caiga con fuerza elfeminicida

Yo todo lo incendio, yo todo lo rompo Si un día algún fulano te apaga los ojos Ya nada me calla, ya todo me sobra Si tocan a una, respondemos todas

La carga emocional en torno a la Casa Refugio Ni Una Menos se manifestó con una efervescencia colectiva que conmueve y también preocupa. La okupación de la casa en República de Cuba, en el centro de la Ciudad de México, pone en acto un añejo reclamo de justicia, y lo nuevo es la forma en que las madres de víctimas de feminicidio y también las madres de niñas abusadas sexualmente convierten su enorme sufrimiento en potencia política. Estas ciudadanas, que hicieron las denuncias en su momento, están hartas e indignadas por la incompetencia, la indolencia y el burocratismo que han vivido de parte de los organismos de justicia. Ellas son lo que el discurso paternalista considera "grupos vulnerables", pero lo que han mostrado estos días es una vulnerabilidad en resistencia, con agenda política, prácticas de autodefensa, declaraciones transgresoras, actos de solidaridad e intervenciones artísticas que movilizan los afectos y la memoria, y exhiben las grietas políticas del sistema.

Las activistas feministas que las acompañan han desarrollado con eficacia una intervención política que entrelaza una denuncia de la injustica y el sufrimiento con una legítima aspiración a una vida más vivible. Al arriesgarse a oku-par un inmueble de la CNDH exhibieron la indiferencia burocrática que ha desatendido esos brutales asesinatos y...

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