Comedia política / Cuando el jefe se vuelve jefecita

Si tú aprendiste que no se dice "qué", sino que se dice "mande"; si alguna tuviste que terminarte la maldita sopa de verduras sólo porque en África hay miles de niños que no tienen nada qué comer; si a ti te dijeron más de una vez que tu casa no era hotel; y, sobre todo, si tuviste que responder si tú te aventarías por la ventana sólo porque tus amigos lo hicieron... no hay duda: te crió una madre mexicana. Como la mía.

Pero hoy no vamos a hablar de madres, sino de jefes. Todos hemos tenido alguna vez en la vida un jefe que, de pronto, da el viejazo. Y no en cuanto al físico, sino a la actitud. Pasan de ser esos líderes que admirábamos y seguíamos hasta el infinito y más allá, a convertirse en unos viejitos amargosos y amargados, cuya única obsesión es recordarte todo el maldito día que son El Jefe, así, con mayúsculas.

Lo curioso es que esa imagen de grandes machos líderes de la manada que quieren proyectar, en realidad se transforma en una imagen maternal, por decirlo de alguna manera decente. Dicho de otra forma: tu jefe se vuelve tu jefecita chula. Y entonces lo que debería ser una relación profesional, regida por las leyes laborales, se convierte en una nueva versión de la relación ¡con tu madre!

De esa forma, tu jefe de llamarte la atención por los errores que cometiste en el trabajo y comienza a darte consejos sobre, ¡chíngate ésta!, cómo manejar tu vida. Quién sabe de dónde, pero se creen con la autoridad para opinar sobre tu matrimonio, sobre tu decisión de no tener más hijos e, inclusive, ¡sobre tu dieta! Ah, porque ya no son sólo tus jefes, sino que sienten que son sicólogos, nutriólogos, abogados, médicos y, si te descuidas, hasta líderes espirituales. Alguna vez me dijo uno:

-Estás bajando de peso.

-Sí, me puse a dieta. Ya estaba muy panzón.

-¡Ten cuidado!

-¿Con qué?

-Bajar mucho de peso es peligroso.

-Es peor estar tan gordo.

-No, no, no -me respondió como si fuera el Nobel de la obesidad- Uno tiene el cuerpo que necesita -¡ah, chingá!- y si de pronto le...

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