Comicios del miedo

AutorÁngel Páez

LIMA.- Los brasileños están de moda en las elecciones presidenciales peruanas. El candidato nacionalista Ollanta Humala contrató a dos asesores de imagen del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, Valdemir Garreta y Luis Favre, a los que se atribuye haber pertenecido al entorno del exmandatario Luiz Inácio Lula Da Silva.

Para estar en sintonía con su contrincante, con quien disputará la segunda vuelta el próximo 5 de junio, Keiko Fujimori convocó al llamado Profeta de América, Reinaldo Dos Santos, un viejo conocido de su padre, el expresidente Alberto Fujimori, a quien asesoró durante su régimen.

Dos Santos, quien supuestamente previó el ataque terrorista a las Torres Gemelas y los terremotos de Haití y Chile, se presentó en la televisión para adelantar que Keiko Fujimori ganará la elección presidencial. No había que ser adivino para sospechar cuál sería su pronóstico.

Lo cierto es que la disputa electoral es tan dura y confusa que es difícil advertir un resultado. Ni siquiera las encuestadoras se ponen de acuerdo. A una semana de la votación, los peruanos no han decidido qué camino elegir, según los sondeos. La empresa Ipsos Apoyo informó que 51.4% de los electores votaría a favor de Keiko Fujimori y 48.6% por Humala. Otra compañía, Imasen, por el contrario, atribuye a Humala 41.6% de los votos y a Fujimori 39.7%. En los dos casos se trata virtualmente de un empate técnico. Cualquiera puede ser el triunfador. Todo dependerá de 30.6% que todavía no sabe por quién votará.

Cualquiera que sea el que gane la segunda vuelta, Humala o Fujimori, uno de los dos gobernará inevitablemente un país dividido.

La herencia

Humala, excomandante del ejército, de 48 años, hijo de una familia andina, plantea la reforma del modelo económico que, según su diagnóstico, beneficia a los ricos en agravio de las mayorías empobrecidas y excluidas.

Por su parte, Keiko Fujimori, de 35 años, hija del expresidente de ascendencia japonesa Alberto Fujimori (1990-2000), condenado a 25 años de prisión por crímenes y corrupción, propone mejorar el sistema que instaló su padre mediante un golpe de Estado, el 5 de abril de 1992.

La lucha es desigual.

Fujimori recibe abiertamente el apoyo de poderosos e influyentes grupos económicos, entre ellos conglomerados de medios de comunicación, que consideran que Humala es una amenaza para mantener el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) a un promedio de 7% anual, uno de los más importantes del continente. Apuestan por la primogénita del expresidente porque es una garantía para que todo siga igual, sin importar el legado de crimen, corrupción y autoritarismo del régimen de Alberto Fujimori.

El 12 de febrero de 2009, Keiko afirmó que su padre “fue uno de los mejores presidentes del Perú”. Pero se vio obligada a corregir. Apenas el pasado 24 de abril manifestó que durante el mandato de éste “se cometieron errores que no vamos a repetir”.

Sin embargo, a pesar de los enormes esfuerzos de la candidata, la imagen de que representa la continuidad del estilo de su padre no se ha despegado de ella. Durante su gobierno, Alberto Fujimori se divorció de su esposa, Susana Higuchi, y su hija Keiko la reemplazó en el papel de primera dama hasta el derrumbe del régimen y la fuga de su progenitor a Japón.

Como parte del plan...

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