Una Comisión de la Verdad, necesaria para la paz

AutorMarcela Turati

Por qué en Guatemala, país que por tres décadas vivió 6 un cruento conflicto interno, actualmente los asesinatos van disminuyendo, mientras que en los países vecinos con similares problemas de penetración de crimen organizado -México, Honduras y El Salvador- los homicidios suben a niveles de epidemia? ¿Qué ocurrió en Argentina, donde una mayoría silenciosa aceptó miles de desapariciones de personas durante la guerra sucia, para que el año pasado hubiera protestas masivas en rechazo a la desaparición de una sola persona? ¿Cómo fue posible que Alberto Fujimori terminó encarcelado por homicidios, secuestros y actos de corrupción cometidos durante su presidencia? ¿Por qué las fuerzas armadas chilenas no se rebelaron y aceptaron como ministra de la Defensa a una mujer que durante la dictadura fue una prisionera política torturada? ¿Qué tienen estos países en común?

Guillermo Trejo y Fabián Sánchez Matus coinciden en una respuesta: esos países aceptaron la creación de comisiones de la verdad que fueron exitosas y que junto con otros mecanismos les permitieron "dar vuelta a la página" de su historial de violencia.

Los ejemplos vienen a colación porque ambos expertos en justicia transi-cional forman parte de la plataforma que une a organizaciones sociales, colectivos de víctimas y académicos -au-tonombrados Grupo Verdad y Memoria- que propone al futuro gobierno de Andrés Manuel López Obrador crear una Comisión de la Verdad y Memoria Histórica (CVMH) en México, que permita conocer, de voz de las víctimas y utilizando archivos, documentos oficiales e informantes claves, las atrocidades ocurridas en México los últimos 12 años de "guerra contra las drogas", así como revelar los mecanismos del horror que la hicieron posible.

La propuesta que el variopinto colectivo ha ido diseñando desde 2015 parte del diagnóstico de que la estrategia de "guerra contra el narcotráfico", iniciada por Felipe Calderón y continuada por Enrique Peña Nieto ha generado graves violaciones a los derechos humanos y crímenes atroces cometidos por agentes del Estado y por miembros del crimen organizado (a veces en complicidad, otras en confrontación) y es causante del asesinato de más de 130 mil personas, la desaparición de más de 33 mil, el desplazamiento de más de 329 mil, el asesinato de cientos de periodistas, políticos, funcionarios y líderes sociales y religiosos, y la existencia de al menos mil fosas.

Y puesto que el Estado mexicano actúa como si esta violencia no existiera, alimenta la impunidad; y al intentar buscar justicia, las miles de víctimas sólo han sido revictimizadas.

El documento con la propuesta que entregarán a la futura...

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