"Competíamos en desigualdad y eso me molestaba": Damaris Aguirre

AutorBeatriz Pereyra

Damaris Aguirre tocó por primera vez una barra olímpica de levantamiento de pesas cuando tenía 24 años. En el gimnasio de la Universidad Autónoma de Chihuahua, el entrenador cubano Adolfo del Corral le puso en las manos una que pesaba 20 kilos. En cuestión de semanas, la atleta levantó lo suficiente para calificar a la Universiada Nacional donde ganó plata en la categoría de 75 kilos. Dieciséis años más tarde, por un reacomodo de lugares inesperado, se convirtió en medallista olímpica.

Durante 11 años practicó gimnasia artística. Su 1.63 metros y 70 kilos no le estorbaban para ejecutar las rutinas. Tenía una musculatura que impresionaba, era muy flexible y fuerte. Sin embargo, en esa disciplina nunca obtuvo un resultado que la colocara cerca de, al menos, alcanzar una competencia internacional. Un segundo lugar por equipos a nivel nacional era su máximo logro.

No había certamen deportivo que la ilusionara más que los Juegos Olímpicos. En su niñez y adolescencia se la pasó deseando participar en la justa: estar en la televisión, donde ella veía a las atletas desfilar en la ceremonia de inauguración; subir a un podio y saludar sonrientes con una medalla en el cuello.

Con los años se deslavó su sueño. Palideció tanto que su opción más realista era ahorrar para viajar a ver las competencias desde las gradas.

Damaris Aguirre ha estado en el deporte casi desde que aprendió a caminar (practicó natación, basquetbol, karate, gimnasia y tochito). Supo de la halterofilia cuando en la televisión vio a Soraya Jiménez convertirse en la primera mexicana en ganar un oro olímpico. La primera en conseguir un resultado extraordinario en una disciplina desconocida en México. Más allá del gozo por el éxito ajeno, el levantamiento de pesas no la entusiasmó.

Sin embargo, en 2001 fue modificado el programa de la Universiada Nacional y la gimnasia fue uno de los deportes excluidos. Por sugerencia de un amigo pesista, Agui-rre llegó al gimnasio de Adolfo del Corral. Comenzó a aprender la técnica del levantamiento de pesas con un palo de escoba, a la usanza de la escuela cubana: practicó el arranque y envión desde la posición inicial, la separación de piernas en forma de tijera y tener la espalda recta. Dominó el movimiento en cosa de días.

Haber ganado plata en la Universiada motivó a Damaris Aguirre, quien seguía en la gimnasia y en el tochito; estudiaba en las mañanas y entrenaba a niñas gimnastas en la tarde. Le preguntó a Del Corral qué tenía que hacer para representar a México a nivel internacional. El entrenador caribeño le pidió que dedicara dos sesiones diarias a las pesas. Así, la atleta se despidió de la gimnasia.

"Mi sueño era competir fuera de México. Pensé que, si ya había tenido un buen resultado tan rápido, si le echaba más ganas y hacía lo que el experto me decía, lo lograría...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR