Condenada a morir, otra víctima de García Luna

AutorAnabel Hernández

David Orozco Hernández, vendedor de ropa en un tianguis, es el preso número 4708 del Centro Federal de Readaptación Social número 4, en Tepic, Nayarit. Hace dos semanas le detectaron un tumor provocado por las golpizas que le propinó la Policía Federal (PF) en 2009. Está muriendo...

Ahora la Procuraduría General de la República (PGR) lo tiene en el olvido. Pero no siempre fue así. En mayo de 2009 Orozco apareció en los principales noticiarios: La Secretaría de Seguridad Pública federal (SSP), encabezada entonces por Genaro García Luna, lo presentó en un video para incriminar a Florence Cassez.

A ella, en 2005, la Agencia Federal de Investigaciones la dio a conocer en la transmisión televisiva de un supuesto operativo de captura y la presentó como integrante de la banda de secuestradores Los Zodiaco. El video de Orozco incriminándose e incriminando a Cassez apareció cuando los gobiernos mexicano y francés discutían la posible repatriación de la francesa y sepultó en ese momento la posibilidad de que fuera enviada a su país.

El 24 de enero de 2013 la Suprema Corte de Justicia ordenó la liberación de Cassez por violaciones graves al debido proceso. Pero tras sus breves segundos de fama, Orozco fue olvidado por la opinión pública y la justicia. El 25 de noviembre de 2011 el juez primero de Distrito de Procesos Penales Federales, con sede en Tepic, lo sentenció a 68 años de cárcel.

Pero el 15 de febrero de 2014 el Tribunal Unitario del Vigésimo Cuarto Circuito, toca penal 338/2011, ordenó que se eliminara la sentencia contra Orozco y se repusiera su juicio por faltas al debido proceso, contradicciones en los testimonios de los policías federales, declaraciones de la verdadera circunstancia de su detención y dictámenes que confirmaban la tortura.

No regresó

La familia Orozco se afanaba armando su puesto de ropa en el tianguis de la colonia San Buenaventura, en Ixtapaluca, Estado de México, la mañana del 5 de mayo de 2009 cuando llegó Salvador Martínez Lugo, albañil que iba a hacerles el presupuesto de unas reparaciones.

"Regreso en un momento", les dijo Orozco a su esposa, Silvia Velázquez, y a sus hijos David y Daniela.

El tianguista, el albañil y un ayudante de éste subieron a un Volkswagen rojo, propiedad del segundo. Se fueron a la casa de la familia Orozco Velázquez, a pocas cuadras, y después, antes de volver al tianguis, David telefoneó a su esposa para avisarle que iba de regreso. Pero no llegó.

Silvia Velázquez afirma en entrevista con Proceso que mientras esperaba a su esposo, tres hombres se acercaron a su puesto y preguntaron los precios de algunas mercancías. En una audiencia en el Juzgado Primero de Distrito de Procesos

Penales en Tepic ella identificó a una de esas personas.

Horas después, el encargado de una vulcanizadora le avisó al hijo de Silvia que vio cómo unos hombres armados, vestidos de civil, bajaron a su padre y a dos personas más de un Volkswagen rojo y se los llevaron.

No fue sino hasta la...

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