Un conflictivo divorcio

AutorMarco Appel

BRUSELAS.- En junio pasado la mayoría de los británicos votó por la salida de su país de la Unión Europea (Brexit) bajo un fardo de promesas de los operadores de la campaña por el "sí": el Reino Unido recuperaría su independencia y el control de su política migratoria, dejaría de pagar 440 millones de dólares de "injustas" contribuciones semanales a Bruselas y obtendría un acuerdo comercial tan favorable que podría mantener casi el mismo acceso que antes a los mercados de los otros 27 Estados miembros... y todo en un lapso de dos años.

Esas promesas se estrellaron contra la realidad: aunque las negociaciones entre ambas partes comienzan formalmente el mes próximo -después de las elecciones anticipadas del 8 de junio, a las cuales recientemente convocó la primera ministra Theresa May-, ya han surgido significativas fuentes de conñicto.

Esos diferendos amenazan con prolongar el proceso más allá de marzo de 2019, cuando finaliza el primer periodo de negociación, que puede ser extendido cuantas veces decidan las partes. Es más, existe la posibilidad de que el Reino Unido y la Unión Europea (UE) terminen en pleito ante un tribunal internacional.

El encontronazo más fuerte sucedió apenas el pasado 26 de abril entre el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y May, quien lo invitó en esa fecha a cenar en su residencia oficial de Downing Street, junto con otros altos funcionarios, para discutir sobre las negociaciones.

El diario alemán Frankfurter Állgemei-ne Zeitung reveló el lunes 1 que May dejó "atónito" a Juncker cuando expresó que el acuerdo sobre los derechos de los ciudadanos europeos en su país podía estar ya listo a finales de junio y que las negociaciones del divorcio podían tener lugar en bloques de cuatro días al mes y en secreto. Más aún, May pintó un Brexit "color de rosa" que pudiera calificarse de "exitoso" y aseguró que los británicos no están obligados legalmente a pagar "ni un centavo" a la UE por su retiro del bloque.

"Esto no es un club de golf, Theresa", "el Brexit no puede ser considerado un éxito" o "estás subestimando la complejidad del acuerdo", fueron algunas respuestas de Juncker, quien salió de esa reunión comentando que "entre más escuchaba a la primera ministra, más escéptico se volvía" en cuanto al buen resultado de las negociaciones.

Al otro día Juncker llamó por teléfono a la canciller alemana Angela Merkel. Le comentó que May "está viviendo en otra galaxia y está engañándose a sí misma". Más tarde, Merkel declaró: "Un tercer país no puede gozar de los mismos derechos o ventajas que un Estado miembro. Al parecer hay algunas ilusiones en el Reino Unido...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR