El Congreso, un candado para el magnate

AutorJ. Jesús Esquivel

WASHINGTON.- Los deseos e impulsos de Donald Trump de castigar a México en sus primeros 100 días como presidente -en los asuntos de migración, seguridad y comercio- estarían acotados por el Congreso federal y las leyes estadunidenses. "Cuando asuma la presidencia y se entere de lo que la ley le permite hacer, modificará sus ideas y promesas de cambiar radicalmente la relación con México", sostiene a Proceso James R. Jones, exembajador de Estados Unidos ante el gobierno mexicano.

De la amplia gama de temas en la relación bilateral, tres de ellos -el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), así como los de migración y seguridad- podrían causar daños serios a la economía mexicana si Trump cumple las amenazas y promesas que hizo durante su campaña.

Revisar o renegociar el TLCAN -que incluye a Canadá y entró en vigor en 1994-es un asunto complicado; para ser anulado, si Trump así lo quisiera, requeriría de la aprobación del Capitolio.

La Constitución autoriza al presidente a ordenar revisiones y renegociaciones de cualquier acuerdo o tratado internacional de intercambio comercial suscrito por Estados Unidos.

Según una ley aprobada en 1992 por un Capitolio dominado por los republicanos y promulgada por el expresidente demócrata Bill Clinton, el Poder Ejecutivo está obligado a enviar al Congreso federal una "notificación", con seis meses de anticipación, antes de que se inicie el proyecto de revisión o renegociación de un acuerdo comercial.

Jones, quien durante 14 años fue representante (diputado) federal demócrata, presidente del Comité de Apropiaciones y uno de los integrantes de más alto rango en el de Medios y Arbitrios, considera que la ley de 1992 dificultará las intenciones de Trump de sacar a Estados Unidos del TLCAN.

"No podría abrogar el tratado", afirma en la entrevista con Proceso. "Lo puede enmendar en las áreas que aprueben los comités y subcomités del Congreso, y reconozco que aun este escenario, que no es tan malo para México, podría tener efectos negativos para su economía", matiza el exdiplomático y actual presidente de Estrategias Globales de la firma de cabildeo y negocios Manatt, Phelps & Phillips.

De acuerdo con varios integrantes del equipo de transición del presidente electo de Estados Unidos, esta semana Trump comenzará a recibir a grupos de expertos en cada una de las áreas de política exterior y comercio, que lo actualizarán sobre el tema. La relación bilateral con México es uno de los primeros tópicos en esa agenda y, según las fuentes, el exembajador Jones es uno de los expertos a quienes se pidió asesoría.

Entre los planes de Trump sobre el TLCAN se cuenta la modificación a los compromisos laborales. El presidente electo se queja de que por la mano de obra tan barata que ofrece México, las empresas y los empleos de los estadunidenses se trasladan al sur.

"Trump no tiene alianzas con los sindicatos de Estados Unidos, que en términos generales se oponen al TLCAN; pero si lo quiere renegociar, no le será difícil conseguir el apoyo gremial", considera Jones, embajador en México de 1993 a 1997, durante el mandato de Bill Clinton.

El problema es que el Congreso federal con el que gobernará Trump los próximos dos años está dominado por los republicanos, más afines que los demócratas a la apertura comercial y a consumar acuerdos de libre...

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