La Constitución capitalina, un parto con dolor

AutorSara Pantoja

El anhelo de autonomía que la capital del país tiene desde hace más de 30 años se materializó el pasado 31 de enero. En la casona de Xicoténcatl -antigua sede del Senado- se le puso punto final a la primera Constitución de la Ciudad de México. Sin embargo, el logro de la Asamblea Constituyente no tuvo un camino terso: hubo renuncias, acusaciones de discriminación, ausentismo, votaciones guiadas por cuotas de poder y presiones de grupos de interés que, en conjunto, frenaron alrededor de 15% del proyecto elaborado por el gjupo redactor del jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.

Peor aún, el resultado -que ni Cuauh-témoc Cárdenas ni Andrés Manuel López Obrador ni Marcelo Ebrard consiguieron-llevará el estigma de haber sido alcanzado gracias a un trueque político: en diciembre de 2012 el mandatario local aceptó firmar el Pacto por México promovido por el presidente Enrique Peña Nieto.

Apenas declarado el "Habemus Constitución" -el pasado 30 de enero por la noche, un día antes de vencer el plazo marcado en la Reforma Política del Distrito Federal en diciembre de 2015-, Mancera se congratuló porque, según sus cálculos optimistas, lo aprobado por los constituyentes representó 90% del proyecto original elaborado por el grupo de 28 notables, encabezados por Porfirio Muñoz Ledo. Así, la calificó como "la Carta Magna más moderna y joven de América Latina".

Sin embargo, a decir del propio Muñoz Ledo, en el texto final de 71 artículos y 39 transitorios quedó sólo cerca de 80% del proyecto de dicho grupo. A su vez, Alejandro Encinas, presidente de la Mesa Directiva de la Constituyente, calcula que alrededor de 85% del contenido original fue aprobado en el texto final, que será promulgado este domingo 5 de febrero y que, en una primera etapa, entrará en vigor el 17 de septiembre de 2018.

Entre las propuestas "progresistas" que no quedaron plasmadas en la Carta Magna de la ciudad se cuentan la disminución de la edad legal para votar, de los 18 a los 16 años; la garantía de un ingreso básico universal al mes para cada capitalino; la jornada laboral máxima de 40 horas a la semana; los 20 días de vacaciones al año, y las pensiones a las personas no asalariadas.

Tampoco pasó el derecho a la ciudadanía universal, la progresividad fiscal para que paguen más impuestos quienes tienen más ingresos, ni los gravámenes a la propiedad inmobiliaria "ociosa" con fines de especulación.

De la misma forma, los votos no fueron suficientes para aprobar el derecho al acceso universal a internet ni la prisión domiciliaria para sentenciados que sean madres, estén enfermos, tengan una discapacidad o sean ancianos. Incuso, las puertas se cerraron a la legalización de la prostitución y al derecho a una vida digna.

El proyecto de Mancera proponía el uso recreativo de la mariguana, pero los constituyentes lo redujeron a los fines médicos y terapéuticos y le pusieron un candado al sujetarlo a la puesta en vigor de la Ley General de Salud a nivel federal, asunto que sigue pendiente en la Cámara de Diputados.

Algunos de estos temas fueron eliminados debido a la inviabilidad de disposiciones presupuéstales para ejercerlos o, en su caso, resarcir el daño por su violación, así como a "imperfecciones técnicas" que no fueron solventadas.

En entrevista, Muñoz Ledo reconoce: "No pudimos lograr disposiciones presupuéstales que...

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