Conversando con Kamala Harris

AutorOlga Pellicer

Los primeros 100 días de Joe Biden han confirmado la buena impresión que se tenía de él desde que comenzó a integrar su gabinete, profesional e incluyente; a definir las líneas centrales de su gobierno, más radicales de lo que se había previsto; y a tomar medidas de emergencia en materia de salud, recuperación económica y política exterior.

No quisiera abundar en la velocidad que se imprimió al programa de vacunación; a las cifras multimillonarias que se han asignado al programa de recuperación económica; a la rapidez con que se puso fin al involucramiento militar en la guerra sin fin de Afganistán; a las dimensiones del programa de creación de infraestructura y promoción de empleo que recuerda los mejores años del New Deal de Roosevelt.

La política económica de Biden representa un punto de transición respecto al papel del gobierno en la economía que tendrá consecuencias significativas en el crecimiento económico de Estados Unidos y, por consiguiente, de los países cuyas economías están fuertemente vinculadas a esa nación a través de exportaciones y actividades productivas conjuntas, como es el caso de México.

Uno de los programas en torno al cual gira la nueva política económica de Biden es el de la lucha contra el cambio climático. La etapa de crecimiento económico que se avecina va acompañada de una serie de compromisos que aseguren la reducción de gases de efecto invernadero. Los compromisos que al respecto se asumieron la semana pasada en la cumbre sobre cambio climático han sorprendido por haber llegado más allá de lo que había aceptado Estados Unidos desde que el tema del cambio climático ocupa un lugar central en la agenda internacional.

Muchos ven con escepticismo la posibilidad de cumplirlos, recordando que es un ámbito donde, tradicionalmente, las metas no se alcanzan. Sin embargo, es difícil no reconocer que pocas veces se había visto una voluntad tan decidida para enfrentar la lucha contra el cambio climático, la cual se aborda con la misma fuerza que se ha puesto en combatir la pandemia del covid-19.

En ese cuadro impresionante de acciones gubernamentales, cuando llegamos al punto específico de la relación con México, la situación es menos halagadora. Hay diversos motivos que lo explican. El primero es la incertidumbre respecto al lugar que tiene México dentro de la estrategia de política exterior del gobierno de Biden.

Inicialmente pareció que renacía el espíritu de América del Norte como región con intereses, valores y...

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