Conviven vivos entre muertos

Desde las 7:00 horas miles de personas se comenzaron a dar cita en el Panteón San Isidro, que por momentos se convirtió en un tianguis donde hasta ropa usada se vendió.

De diversas clases sociales y edades, los más de 30 mil visitantes al mausoleo, según cálculos de las autoridades, vistieron con flores, veladoras y adornos las tumbas de sus muertos.

La señora López fue acompañada de sus dos hijos y esposo al panteón, y cargando un ramo de "pata de león", cubeta de plástico y una pala llegaron desde Ecatepec a visitar la tumba de la abuela Inés, una de las más de 85 mil 831 que hay en las dos secciones del panteón.

Antes de que diera el medio día, su hijo, el menor de 6 años de edad se perdió entre los cientos de personas que deambulaban por el camposanto.

Dio aviso a los policías y con ayuda del personal de Locatel que se encontraba en el lugar, fue localizado mientras el niño jugaba a enterrar caracoles. Su único castigo fue el regaño de sus padres.

"Se ha mantenido el orden de los visitantes, cada 10 minutos ingresan pipas con agua para llenar las piletas, y no se permite la entrada de vendedores ambulantes.

"El problema mayor ha sido la irresponsabilidad de los padres que no cuidan bien a sus hijos", dijo Fernando Rosique Castillo, Subdelegado jurídico y de Gobierno de la Delegación Azcapotzalco, quien aseguró que las 30 hectáreas del panteón se encuentran ocupadas, como sucede en otros mausoleos del DF.

Pero con los visitantes al panteón, también llegaron los vendedores ambulantes que se apostaron en la entrada principal, ofreciendo desde platos, juguetes y hasta ropa usada a 10 pesos la pieza.

"Es una tradición familiar y más que venir a limpiar la tumba de nuestra madre, es para recordarla", explicó Salvador Chávez, un visitante.

Debido a la gran extensión del camposanto, un...

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