"Las cosas de Ana" cuenta... la historia de Ana

AutorEstela Leñero

Los actores interpretan a los diferentes utensilios y le imprimen un carácter distintivo: la bolsa de Ana, una roja manzana, el celular, su cartera, sus anteojos y un habitante peligroso que llegará después.

Cada objeto tiene su propio significado, y además su personalidad, y el saxofón de Antonio Camacho lo enfatiza. La interacción entre los personajes es dinámica y congruente en relación a lo que significa ser precisamente ese objeto y cómo se relaciona con la portadora y sus compañeros. Ana también se hará presente y dará un giro a la historia.

El espacio escénico, diseñado por Patricia Gutiérrez, al igual que la iluminación, es el interior de una bolsa y un zíper de fondo nos lo indica. Los personajes se mueven al ritmo que impone Ana, y si bien hay momentos individuales de expresión, muchos otros se realizan en colectivo dado el ir y venir de la bolsa. Las coreografías se entrelazan con rompimientos y cortes intempestivos, cuando un acontecimiento mayor sucede allá afuera.

Es significativo el impacto en el espectador al ver objetos al arbitrio de su dueña, y a su dueña bajo el dominio de ese hombre ausente que conocemos por lo que el celular y los anteojos cuentan. El espectador va armando el rompecabezas de quién es Ana y lo que le está pasando. El rigor de la perspectiva de cada objeto funciona de maravilla y la tensión dramática va in crescendo.

Ana corre peligro al estar involucrada en una cadena de corrupción y tráfico de personas y su pareja la quiere traicionar. La problemática se nos devela poco a poco y vamos entendiendo cómo ella, frente a la gravedad de la situación, ha decidido tomar cartas en el asunto.

Las cosas de Ana ejemplifica, a través de la...

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