Sus crímenes

AutorZakes MDA

JOHANNESBURGO.- Nelson Mándela fue el último de esa gran generación de combatientes por la libertad que encabezaron la lucha de liberación de Sudáfrica desde los primeros días de la creación de la Liga de la Juventud del Congreso Nacional Africano, en 1940.

Los sudafricanos guardan con gran respeto la memoria de líderes como Albertina y Walter Sisulu, Oliver Tambo, Antón Lembede y Govan Mbeki, sobre todo en el actual clima político del país, caracterizado por la codicia y una exuberante acumulación de riqueza, a menudo propiciada por la corrupción.

Esa generación demuestra qué clase de ética y altruismo hace falta en la vida política sudafricana de hoy. Esa fue la razón por la que Mándela fue querido por la mayoría de los sudafricanos negros y blancos. Cada vez que se enfermaba, ese brote de amor se manifestaba con toda claridad en las múltiples llamadas del público a los programas de radio y televisión.

Pero ese amor no es universal en Sudáfrica. Sigue habiendo muchos blancos irreductibles que aún lo ven como un terrorista que nunca hubiera debido ser liberado. Están resentidos por haber perdido sus cuotas de poder y privilegios y expresan su frustración en comentarios desplegados en las páginas electrónicas de los diarios.

En el otro extremo del espectro está la franja más joven de la población negra que expresa su desilusión ante la "nueva Sudáfrica" y acusa personalmente a Nelson Mándela de haber traicionado la revolución.

Hace dos años se bloqueó toda información sobre la salud de Mándela después de su hospitalización. Eso generó un primer torrente de especulaciones sobre su condición. Los sudafricanos, angustiados, temían que estuviera a punto de morir o incluso que ya hubiera fallecido.

Pero fue notorio también ver que jóvenes sudafricanos negros expresaron su desesperación y lo hicieron por razones muy distintas. Maliaka wa Azana, una líder radical de 19 años de Soweto, con influencia creciente en la juventud de todo el país, escribió un post en su página de Facebook: "Mándela no debe morirse ahora. No, no, no. Eso sería injusto. La gente no puede desaparecer así con todos sus crímenes. Él tampoco lo puede hacer".

Su voz tuvo mucha resonancia en las redes sociales e irrumpió incluso en los grandes medios, en notas en las cuales la joven líder explicaba que el acuerdo firmado por el Congreso Nacional Africano y el gobierno del apartheid a principios de los noventa fue un gran fraude perpetrado a expensas de los negros que aún no...

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