Crear y amar, "Parejas modernas" en el otro Pompidou
Autor | Anne-Marie Mergier |
Reduciremos el arte a su más sencilla expresión: el amor: André Breton
METZ, FRANCIA.- Dora Maar y Picasso, Anni y Jo-sef Albers, Lee Miller y Man Ray, María Martins y Mar-cel Duchamp, Sophie Tau-ber y Jean Arp, Frida Kahlo y Diego Rivera, Sonia y Pierre Delaunay, Leonora Carrington y Max Ernst, Tina Modotti y Edward Weston, Alice Rahon y Wolfrang Paalen, Gabrie-le Münter y Vassily Kandinsky, Vavara Stepano-va y Aleksander Rodchenko...
Imposible mencionar una por una a las 40 Parejas modernas "invitadas" por el Centre Pompidou-Metz -"hermano menor" y no sucursal, insisten sus directivos del museo parisino de arte moderno y contemporáneo-, inaugurado hace ocho años en la capital de la región de Lorena (nordeste de Francia).
Desplegada en dos pisos, la muestra junta 900 obras, fotos y documentos para recrear la efervescencia creativa de la primera mitad del siglo XX "a través del prisma del tándem amoroso", según explica a la corresponsal Elia Bie-zunski, una de sus cuatro curadoras.
"Oficiales o clandestinas, duraderas o efímeras, exclusivas o libres, estas parejas míticas constituyen por sí solas un espacio fértil de diálogo, confrontación, intercambio e influencia en el que se van forjando obras, conceptos e inclusive movimientos artísticos fundamentales del arte moderno", precisa Biezunski.
Hundirse en la vida amorosa de los artistas para descubrir los lazos consustanciales que se van tejiendo entre intimidad y creación, sin caer en el voyeurismo, nos obligó a andar sobre el filo de la navaja a lo largo de los tres años de gestación de la muestra -confiesa-. Pero tomamos ese riesgo porque más allá de su dimensión sentimental, la exposición arroja una luz nueva sobre la evolución de los comportamientos de los protagonistas de la modernidad y de sus pensamientos.
Insiste:
"De hecho las trayectorias de estos binomios íntimos nos llevaron a una relectura transversal de la historia del arte moderno."
Ese enfoque inédito permite destacar a artistas surrealistas dejados en la sombra, como los británicos Eileen Agar y Paul Nash, o el "trío" checo integrado por Jindric Styrsky, Marie Cerminova y Jindrich Heis-ler. También saca del olvido o realza la participación activa de las mujeres en todas las vanguardias artísticas del siglo pasado.
¿Hoy quién conoce a Varvara Stepa-nova, esposa de Aleksander Rodchenko y artista polifacética?
Nadie, constata Elia Biezunski.
La historia, en efecto, recuerda al inmenso fotógrafo ruso -que fue también pintor, escultor, diseñador gráfico- como el fundador del constructivismo, y borra los 46 años de vida común durante los cuales Stepanova y Rodchenko desarrollan juntos densas actividades artísticas.
Los dos creadores se conocieron en 1910 en la escuela de arte de Kazan, y en 1916 se mudaron a Moscú. Muy pronto pintores, escritores, dramaturgos, actores y poetas -entre ellos Vladimir Maiakovski- se juntaron en su departamento de la calle Miasnits-kaia, que alberga sus dos talleres.
Elia Biezunski señala a la reportera una foto de los artistas tomada en el rico desorden de su departamento-estudio:
Fíjese, por doquier se amontonan pinturas, proyectos de decorados, maquetas y vestuarios para teatro, pruebas de diseño gráfico y estampas para textil, placas fotográficas. Stepanova y Rodchenko viven sumergidos en su creación. Lindan la frontera entre cotidianeidad y trabajo artístico, y también reúsan establecer cualquier tipo de jerarquía entre las expresiones artísticas. Para ellos no hay artes nobles y artes menores. Comparten esa convicción con muchas figuras importantes del arte moderno, comoSophieTrauberyJeanArp, So-nia y Pierre Delaunay, Anni y Josef Albers, Lola y Germán Cueto, y todos los artistas del Bauhaus. Es uno los aportes fundamentales de los creadores de las primeras décadas del siglo XX.
En 1921, en el contexto de la revolución rusa y junto con su grupo de amigos -Alexandr Vesnin, Lioubov Popova, Alexis...
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