La crisis del Pacto

AutorAlberto J. Olvera

No es casualidad que las reformas que implican crear instancias de control sobre el gobierno (IFAI, agencia anticorrupción) no hayan avanzado, pues el gobierno pretende tenerlas bajo su control a toda costa. Se quiere evitar una nueva reforma electoral y darle carpetazo al escándalo de Veracruz pues el gobierno federal quiere usar su poder para arrasar a la oposición. La resistencia social quiere ser vencida por desgaste y aislamiento político. En todos los terrenos se expresa el carácter restaurador del proyecto de Peña Nieto. Pero su éxito es muy dudoso

Para empezar hay una abierta contradicción entre el modelo de gobernabi-lidad que ha creado el Pacto por México y la continuación de las prácticas político-electorales de la fase anterior de la fracasada transición a la democracia, consistentes en la confrontación abierta, sin reglas y sin arbitros, entre los partidos políticos. El avance del Pacto exige un clima de confianza y cooperación sostenible a mediano plazo entre los tres partidos principales, por lo menos hasta concluir el ciclo de aprobación legislativa de las reformas acordadas. Este proceso implica un plazo más largo que un par de períodos legislativos, pues hacer operativas la multitud de reformas constitucionales aprobadas (y por aprobarse) requiere la elaboración de complejas leyes secundarias cuya sanción exitosa implica mantener un mínimo piso de lealtad política mutua.

El gobierno ha querido separar la política de alianzas con la oposición de la política de construcción de la hegemonía del grupo de Peña Nieto dentro del gobierno. Esta estrategia condujo a que desde la Secretaría de Gobernación se nombrara a casi todos los subsecretarios, directores generales y hasta los delegados en los estados de todas las secretarías del gobierno federal. Se repartieron cuotas de poder a los grupos priistas y a los gobernadores, privilegiando la capacidad de operación electoral. La Sedesol, por obvias razones quedó totalmente en manos de expertos en clientelismo. Obviamente ni el PAN ni el PRD pueden aceptar, en el contexto de la alianza con Peña Nieto, este abuso descarado y unilateral.

Una consecuencia no prevista del Pacto es la...

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