Cuaderno de 2002

Sala móvil

En la “sala móvil” que lleva del avión al aeropuerto, me veo sentado sin querer ante el expresidente. Ya sin el manto del poder, parece tan pequeño y desamparado como cualquiera de nosotros. En vano le da vueltas a un maletín raído que lleva una cinta tricolor y tiene impreso su nombre en borrosas líneas doradas. Quiere que lo reconozcamos y le hagamos al menos una señal de que él es él.

No hay respuesta. Nadie se vuelve a verlo. Salimos y lo veo arrastrar con dificultades una bolsa de mano. ¿Dónde están los serviles que hasta ayer se hubieran precipitado a auxiliarlo?

Los huéspedes hostiles

Me gustaría saber en qué momento la palabra indoeuropea hostis que significaba “huésped” pasó a querer decir “enemigo”. Esto es, en qué momento la hospitalidad se transformó en hostilidad.

Para mañana

No anglicismo como se cree sino legítima palabra española (pro: para; cras: mañana), la procrastinación es un exorcismo contra la muerte. Dejamos todo para mañana con la esperanza de que habrá un después.

Los monstruos

En la sociedad opulenta del placer y los deseos cumplidos abundan por contraste los antidepresivos. Tienen nombres como los que ostentaban los antiguos monstruos: Trazodine, Zoloff, Haldol, Welldutrin, Effexors.

Y es que nadie más o menos enterado de lo que fue el siglo XX y con los ojos abiertos a lo que sucede hoy podrá creer que la vida es bella, el destino benévolo y nosotros seres incapaces de hacer el mal.

Madres e hijos

B. se reprocha en todo momento el ser débil y caótico. No se explica en qué forma ha sobrevivido a tantos años de tormentas y catástrofes sociales y personales sin dejar nunca de escribir. Debe de tener una fuerza interior que no conoce ni aprecia.

Le sugiero que tal vez la explicación se encuentre en la idea de Freud según la cual el hijo predilecto de la madre tendrá siempre, aunque no se dé cuenta, la convicción profunda de que no nació para ser derrotado y nada sino la muerte podrá destruirlo.

La injusta vida

O. es la primera víctima del Alzheimer a la que veo de cerca y conocí de mucho antes. Me estremece comprobar su deterioro en unos cuantos meses. Una vez más me niego a admitir el dolor del mundo y la injusticia de la vida.

Hamacas en el suburbio

Mientras sigan bajando las materias primas y se cumplan las exigencias del FMI la gente de los países pobres traspasará los muros de los países ricos. Llegan los inmigrantes al suburbio ultraWASP. Hay, digamos, de...

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