Cuates de poca monta

LOS ÁNGELES.- Los crímenes de la Familia Manson, que despojaron hace 50 años a la Meca del Cine de su inocencia, son el eje sobre el que se construye Había Una Vez En... Hollywood, la disparatada y más personal película de Quentin Tarantino.

Sharon Tate y Roman Polanski, la pareja de moda en Los Ángeles de 1969, así como figuras de la época como Bruce Lee y Steve McQueen, son abordadas por el irreverente cineasta, quien enfoca su narración en dos actores ficticios de poca monta.

Leonardo DiCaprio interpreta a Rick Dalton, estrella televisiva que cree que con el advenimiento del cine autoral ha llegado su fecha de caducidad.

Brad Pitt, por su parte, encarna a Cliff Booth, el mejor amigo y doble de acción de Rick, quien lo seguirá en sus triunfos y fracasos.

"Esta película no sólo es una carta de amor a Hollywood, también una suerte de apreciación forense a lo que el tiempo se llevó.

"Quentin tiene un amor sincero a esas nada celebradas piezas de cine, de televisión, o actores de esa época que no pudieron hacer la transición de la tele al cine", explicó DiCaprio.

Nominado a la Palma de Oro en Cannes, el filme, que tuvo el mejor estreno en Estados Unidos en toda la filmografía de Tarantino (41 millones de dólares), debuta este viernes en México.

Al desarrollarlo, el realizador de Tiempos Violentos y Kill Bill quería honrar a ese Los Ángeles en que creció y alimentó su cultura cinefilia.

Así que Había una Vez... no sólo es una cinta sobre la industria en la llamada Meca del Cine y sus bambalinas, con agentes, maquillistas, peluqueros, pretenciosos...

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