De Cuauhtémoc Medina

Sr. Director:

Mi queja por la xenofobia de Blanca González fue repelida con un lodazal de preguntas absurdas, que evaden la cuestión prin-icipal: ¿Sigue ella en contra de que los museos contraten curadores extranjeros, o se desdice? Dice González en su "respuesta": "Exigir que la UNAM apoye a sus egresados contratándolos para que adquieran experiencia y competividad no es xenofobia". (Proceso, Abril 8 2012). No: la xenofobia consistió en atacar al MUAC por contratar a una curadora "colombiana". Ahora, González cree diluir su aserto al excomulgarla por estar "vinculada con los circuitos comerciales e instituciones del mainstream del arte latinoamericano." La frase difamatoria sigue mostrando repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros. La nueva amenaza exótica que González señala con tanto terror son ¡los poderes del arte latinoamericano.

En cambio, su nueva "exigencia" confirma su afición por la endogamia. En su texto inicial (Marzo, 20), González demandaba al MUAC buscar "a algún profesional que pueda asumir el puesto" dentro de la propia UNAM. "Profesional" implicaba empleado, es decir, definir ese puesto como monopolio sindical o corporativo. Ahora González recula para proponer, demagógicamente, que la UNAM asuma la contratación obligatoria de sus egresados. Aparte de que tal política sería ilegal, iría contra los esfuerzos constantes que hace la UNAM para evitar caer en el círculo vicioso de la autoarquía, animando a estudiantes y profesores al intercambio académico, y garantizando que "difusión cultural" no signifique privilegios para los únamenos.

González aduce que su noción de "cultura UNAM" consiste en que, por usar presupuesto público, la Universidad debía "construir una identidad cultural propia". Ello implicaría un mandato sustantivo sobre la cultura, que pondría a los universitarios al servicio de una "identidad" que, supongo, tendría que definirse desde alguna clase de orden político. Sí: me escandaliza que exija a la UNAM algo tan contrario a la libertad académica. Ingenuamente creía que ese era un proyecto enterrado tras el debate de Caso y Lombardo en 1934-35.

Finalmente, González (poniéndose su disfraz preferido de fiscal) receta a los lectores una pregunta inaudita: "El perfil universitario de Cuauhtémoc Medina (sic) ¿es el ideal académico que promueve la máxima casa de estudios de todos los mexicanos?" González piensa que la UNAM o el país debiera legislar un "perfil universitario" que condene a quienes, como el que...

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