¿Mi cuerpo es mío?

AutorMarta Lamas

Y aunque en el caso del aborto existe un consenso entre los diferentes feminismos acerca de este reclamo, cuando las trabajadoras sexuales la enuncian para defender su decisión de comerciar servicios sexuales, produce duras confrontaciones entre las feministas. El conflicto se debe a que muchas consideran que el trabajo sexual, al que siguen llamando "prostitución", es una forma de violencia de género mientras que, por otra parte, hay feministas que las apoyamos en su lucha para que se respeten sus derechos laborales.

¿Qué significa que entre feministas el mismo reclamo acerca de la autonomía corporal tenga una recepción distinta si se trata del aborto o del comercio sexual? ¿Por qué darle diferentes interpretaciones a "mi cuerpo es mío"?

La polarización actual entre feministas en relación con esta cuestión comenzó a finales de los ochenta en Estados Unidos y luego se extendió mundialmente, tanto entre las propias activistas feministas como entre legisladores y funcionarios de gobierno.

El punto de disenso, que no ha cesado, fue cómo se concibe a la prostitución: ¿es un trabajo o es violencia? Dicha conceptualiza-ción es crucial, porque de ella se desprenden las políticas públicas y los marcos regulato-rios. Un vistazo alrededor del mundo muestra que ciertos países prohíben totalmente su práctica mientras en otros es absolutamente legal.

En México la prostitución no está prohibida; lo que se penaliza es el lenocinio, o sea sacar provecho del trabajo sexual de otra persona. Esta formulación impide que las propias trabajadoras desarrollen mejores formas de organización de su trabajo, pues dado el riesgo que conlleva trabajar en solitario, tienen necesidad de que alguien esté cerca; el problema es que esa persona podría ser acusada de lenocinio.

En la Ciudad de México se piensa actualizar el marco jurídico acerca del comercio sexual y el intenso debate acerca de reformar la ley vuelve a exhibir la discrepancia de posiciones. El debate es intenso, pues se da en un contexto en el que domina la mezcla conceptual que se ha ido haciendo entre comercio sexual y trata.

Esta mezcla proviene de la campaña antitrata estadunidense, donde la perspectiva de las feministas de la dominación, también llamadas feministas radicales, difundió la creencia acerca de que el comercio sexual siempre es violencia. Así el nuevo abolicionismo, que pretende erradicar (abolir) toda forma de comercio sexual, se arraigó en México.

Nadie niega que existe la trata con fines...

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