La cultura del desperdicio en México

AutorCarlos Martínez Assad

El asunto me impresionó más debido a que conozco a los dos hijos de un compañero que estudiaron sus doctorados en ciencias de la salud en prestigiadas universidades en Canadá y Estados Unidos, uno en neurología y otro en glaucoma, con el apoyo de esa institución. Concluidos sus estudios con excelentes resultados, ambos tuvieron enormes dificultades para volver al país e ingresar en alguno de los sistemas donde desarrollaran sus conocimientos; en cambio, ambos recibieron ofrecimientos para continuar sus investigaciones en las universidades donde estudiaron. Sólo uno aceptó y el otro, con mucha dificultad, encontró dónde desarrollar su especialidad en México.

Conozco otros casos semejantes, como el que se especializó en petroquímica, que se pensaría en seguida sería considerado en alguna plaza para un trabajo relacionado con la industria petrolera de la que tanto se alardea en el país. Después de solicitar ingreso en varias dependencias nacionales dedicadas a la exploración y explotación de hidrocarburos, no fue acogido y terminó contratado por una importante empresa en el extranjero.

Con estos ejemplos que incluyen desde luego el de la fuga de cerebros que cada vez es mayor, no existe en el México de nuestros días plan alguno para poder determinar en qué áreas es necesaria la presencia de los graduados de la diferentes disciplinas, ni siquiera en salud. De allí que la resolución que ha tomado Conacyt no parece destinada a tener un efecto inmediato; y si tiene información, no la ha divulgado. Ese no es sino un ejemplo del enorme desperdicio del país respecto de sus profesionistas, de investigadores formados a profundidad en alguno de los campos que México requiere para su desarrollo.

Resulta obvio que la epidemia del co-ronavirus influyó en la decisión tomada, pero ahora el país enfrentará una de las peores sequías en muchos años y la convocatoria no dio importancia a los especialistas en clima y cambio climático o, sobre todo, a especialistas en el manejo de los recursos hídricos del país. México tiene en el agua una de sus mayores riquezas, pero no hay proyectos nuevos de alta tecnología que eviten desastres como el desecamiento del lago de Cuitzeo o el de Chapala, responsabilizando siempre al consumo del agua de la población; y no se hace nada para evitar el desperdicio de los enormes caudales de agua que luego de transcurrir por los ríos más grandes, van a dar al mar.

Paradójicamente existe el problema de las inundaciones, como sucede a...

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