Lo debido y lo correcto: tan cerca, tan lejos

AutorAlfredo Orellana Moyao
CargoAbogado experto en derecho público. Presidente de ExITAM. Actualmente es abogado general de la Agencia de Seguridad Energía y Ambiente ASEA. Escribe a título personal.
Páginas10-10

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El Estado de Derecho no debe medirse por el número de leyes vigentes, sino por el grado de coincidencia de ellas con la moral y la ética pública.

LA VIDA Y LAS REGLAS

La vida social, la familia, la economía y toda nuestra convivencia necesita reglas que muchas veces pasan inadvertidas, pero están presentes en el éxito de nuestras expectativas.

Si compramos algo, suponemos que una parte paga y la otra entrega; suponemos también que si el pago o el producto es deficiente, habrá algún mecanismo para reparar defectos y restablecer la cordialidad; suponemos que algún proceso podrá reconocer y hacer exigibles las obligaciones no cumplidas, con todo el respaldo de la autoridad en el peor de los casos.

Creemos que nadie se enorgullece de no cumplir.

Creemos que la familia es un vínculo profundo de solidaridad. Cree-mos en el mérito más allá de lo que diga cualquier código o ley.

La cohesión en las relaciones de personas y grupos —sean de cooperación, sean de confiicto— parten de un conjunto de expectativas fundadas en normas de comportamiento que son previas y superiores a las legislaciones formales en su eficacia y valoración colectiva.

LAS REGLAS Y EL ESTADO

Nadie esperaría —no es deseable— que la ética pública sea dictada por los parlamentos o por los reglamentos ejecutivos. La democracia representativa significa justo lo contrario: que las leyes parlamentarias refiejen y respalden las convicciones sociales.

Las reglas del Estado sólo son bienvenidas y cumplidas espontáneamente cuando nacen y se nutren de las expectativas normativas de la sociedad. El derecho es útil cuando proporciona soluciones —y no problemas— para la vida cotidiana en su devenir natural. El buen derecho es cauce, no presa.

El indicador de éxito del Estado de Derecho, creo, responde a la aspiración libertaria y democrática en la que coincide la visión de lo correcto con la visión de lo debido u obligatorio. El anhelo de que el Estado hace sólo lo que la sociedad necesita para ser más libre y más autónoma, dentro de sus propias convicciones éticas y sociales.

EL ESTADO DE DERECHO: LA BRECHA

¿Qué tanta es la brecha entre lo que la ley exige y obliga respecto de lo que usted considera correcto? ¿Qué tan respaldada siente su opinión sobre lo correcto, en caso de una controversia llevada ante autoridades o tribunales? ¿Qué tanta confianza...

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