El dedazo se impone: así funcionan las cosas...

AutorJosé Gil Olmos

Su llegada no causó algarabía y tampoco la típica fiesta priista de matracas, cornetas y acarreo. Más bien fue un acto protocolario, frío, una celebración forzada por las circunstancias. El "dedazo" presidencial con el que llegó Enrique Ochoa Reza se hizo evidente en la ceremonia de protesta y todos los asistentes a la sesión del Consejo Político Nacional del PRI lo asumieron con aplausos al presidente Enrique Peña Nieto.

"Sí fue un dedazo presidencial, pero así es como funcionan las cosas", expresa con naturalidad el excandidato presidencial priista Francisco Labastida, quien admite que Ochoa es parte del grupo cercano a Peña Nieto, al contrario de lo que pasa con el sonorense Manlio Fabio Beltrones.

"Así se lo dije a Manlio, a quien conozco y respeto; le dije en dos ocasiones: 'Perdón,

Manlio, no eres del grupo, creo que entras (al PRI) con cosas en contra, con factores en contra", relata Labastida, quien fue gobernador de Sinaloa, secretario de Gobernación y de Energía, senador por Sinaloa y candidato presidencial del PRI en 2000, cuando perdió ante Vicente Fox.

En este mismo sentido se expresa Dulce María Sauri Riancho, expresidenta nacional del PRI: "Desde el inicio de este gobierno, Beltrones fue un outsider, un 'fuera de lugar' del grupo nucleado en torno al presidente de la República. Ahora en 2016, de cara al supuesto fracaso de la experiencia y la conciliación interna, el presidente Peña Nieto retomó su posición: no más exgobernadores con expedientes; no más acercamiento hacia grupos o generaciones distintas. Va su resto político, en una estrategia que si tiene algún contratiempo, no habrá manera de recuperarse con oportunidad hacia 2018. Ochoa tiene lo que Beltrones no tuvo a plenitud: la confianza presidencial".

Abogado y doctor en ciencia política, Ochoa fue impulsado directamente por Peña Nieto como el nuevo dirigente nacional del PRI, en relevo de Beltrones, quien presentó su renuncia luego del descalabro en siete de las 12 elecciones a gobernador del 5 de junio pasado.

Otra muestra del viejo PRI

Ochoa, exdirector de la Comisión Federal de Electricidad, fue elegido con el famoso método del "dedazo presidencial", que con Peña Nieto ha recobrado nuevos bríos.

En mayo de 1994, en plena campaña, Ernesto Zedillo manifestó que, cuando ganara, mantendría una "sana distancia" con el PRI, y eso provocó problemas entre los priistas para seleccionar a su candidato presidencial seis años después. Fue precisamente Francisco Labastida.

Para 2006, huérfanos de la figura presidencial, los priistas eligieron a Roberto Madrazo como líder del partido y a Elba Esther Gordillo como secretaria general. Luego el tabasqueño se hizo candidato presidencial y en su lugar en el partido quedaron Beatriz Paredes y Jesús Murillo Karam, los únicos en mucho tiempo que han terminado su periodo de cuatro años al frente del PRI.

Hoy, tras recuperar la Presidencia, el PRI retomó...

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