Defensa del arte popular contra la piratería

AutorJudith Amador Tello

Como epidemia -hasta pandemia, pues ha trascendido las fronteras- se ha desatado una avalancha de plagios, apropiaciones ilegales o poco éticas, imitaciones y piratería contra el arte popular.

Y nada ni nadie se salva.

Si hasta hace unos años eran claramente identificables los "árboles de la vida" de Metepec, los bordados de Tenan-go, los tejidos mayas, el barro negro de Oa-xaca, las bateas de Michoacán, los rebosos de Santa María, las muñecas mazahuas o la talavera de Puebla, hoy la pregunta obligada antes de comprar es: ¿Y no será chino?

No precisamente proveniente de China, sino imitaciones burdas que inundan tianguis y mercados. Las copias llegan ahora hasta los lujosos aparadores de Liverpool, Palacio de Hierro, Pineda Covalin, Zara, Mango, Michael Kors, Kate Spade y a otros diseñadores mexicanos y extranjeros. Y cuando a los artesanos se suele regatear el precio de su trabajo, a nadie ofende pagar miles de pesos por esos productos.

¿Hay forma de detener estas apropiaciones? Entrevistados por Proceso, el abogado José Manuel Hermosillo y el productor de música y especialista en derechos de autor Carlos Arturo Martínez Negrete (conocido también como Carlos Lima) aseguran que sí.

Lima, con el abogado José Dolores González Ortiz, llevó a los tribunales el caso de los bordadores de tenangos Adalberto Flores Gómez y Angélica Martínez, contra la compañía Nestlé México, que utilizó imágenes de los bordados multicolores en unas tazas para promover el chocolate Abuelita, como se publicó en varios medios en octubre de 2017.

La defensa puede extenderse. Lima y Hermosillo consideran que con la imple-mentación de una política pública amplia para el sector artesanal se protegerían sus derechos de autor colectivos o individuales, de propiedad intelectual e industrial, sus procesos productivos e incluso cubrir demandas de los artesanos en el terreno social, educativo, de la salud y de desarrollo económico.

La defensa de Adalberto Flores no ha sido sencilla, pero tuvo el acierto de registrar sus diseños y eso le permitió ir a juicio, pero no todos los artesanos lo hacen. Se añade que ni el Instituto Nacional de Derechos de Autor (Indautor) ni el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) "están preocupados por hacer esa tarea y no hay una ley específica en defensa del arte popular, la actividad artesa-nal y el sector", dice Hermosillo.

La falta de esa ley, de un censo confiable sobre el número preciso de artesanos en el país, de protección al patrimonio artesanal y de un programa integral de Estado, fue denunciado hace 16 años por un grupo de promotores y artesanos, entre ellos, Gorki González, Leonardo Linares, Sol Rubín de la Borbolla, Alfonso Soto Soria y Juan Coronel Rivera (Proceso, 1351).

Con el propósito de apoyar a los artesanos, en julio 1974, durante el sexenio de Luis...

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