Denegri, un periodista intoxicado de poder

AutorArturo Rodríguez García

Hábil buscador de información y entre-vistador del más alto nivel, políglota, redactor atildado pero siempre dispuesto a convertir el oficio de reportero en mercancía, Carlos Denegrí ha sido referencia en el gremio periodístico por su abuso de las peores prácticas, su enriquecimiento producto del soborno normalizado en el antiguo régimen, el chantaje al político corrupto y el influyentismo inescrupuloso posible en su grotesca vida personal... un hombre-paradoja al que alguna vez don Julio Scherer García describió como "el mejor y el más vil de los reporteros".

Fue precisamente por encontrar un personaje "intoxicado de poder", tanto en el ejercicio de su profesión como en sus relaciones íntimas, tan violento y déspota en su misoginia, pero poseedor también de "una debilidad de carácter que lo arrastraba al despeñadero con más fuerza que su ambición", que el escritor Enrique Serna decidió darle un tratamiento literario resuelto en El vendedor de silencio, una novela puesta en circulación por el sello editorial de Alfaguara.

En la historia y en la novela, Julio Scherer García, el fundador de Proceso, es lo opuesto a Denegrí. Enrique Serna lo explica en entrevista.

Scherer es "un personaje importante de la novela. Es la antítesis de Denegrí. En el momento en el que hay un choque entre la vieja guardia del periodismo (personificada por Denegrí), cuya profesión era como un prostíbulo, y una generación de periodistas que logra llegar a la dirección del periódico Excélsior (con Scherer a la cabeza) con (Miguel Ángel) Granados Chapa, Vicente Leñero y todo un equipo, inspirados varios de ellos en la Teología de la Liberación... los valores éticos que tratan de imponer provocan ese choque entre personajes que el propio Scherer narró en sus libros de memorias".

En sus libros Estos años (Océano, 1995) y La terca memoria (Grijalbo, 2007), Scherer escribió sobre Denegrí, su talento irrepetible y su intimidad desalmada; sobre sus grandes entrevistas ("el reportero que un día entrevistaría a Dios") y sus borracheras brutales que gozaban de impunidad; sobre sus servicios al régimen en complicidad con Rodrigo de Llano y su degradación personal.

Ni siquiera después de la muerte de Denegrí, Scherer ocultó su desprecio por él.

Entre las fuentes que consultó Serna para construir su novela están las referencias hechas por Scherer García que son identificables en El vendedor de silencio.

Serna considera que hay una tradición literaria en torno a Excélsior, que si bien es muy conocida en Los periodistas, la novela de Leñero, antes estuvo Ocho columnas, la obra de teatro en la que Salvador Novo retrató la práctica viciosa de Denegrí y de Del Llano...

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