Los depredadores de Pemex

AutorAlberto J. Olvera

La historia del conñicto laboral que dio lugar a la expropiación petrolera es conocida. Pero lo que no se sabe es que la relación entre el sindicato petrolero y el gobierno cambió drásticamente a raíz de la expropiación. Entre 1936 y 1938 hubo una alianza de intereses contra un enemigo común (las empresas extranjeras), pero a partir de marzo de 1938 la relación se volvió conñictiva. Había una confusión conceptual acerca de la naturaleza de la nueva empresa y una lucha por el poder que se centró en el control de las operaciones de la industria.

En lo inmediato se hizo de la necesidad virtud: se otorgó a los dirigentes sindicales la administración de la gestión de la producción en los campos y refinerías, pero no la administración central, que debía reinventarse por completo. Este arreglo se tradujo en una especie de administración obrera de la empresa petrolera nacional. Muy pronto el control sindical en los sitios de producción dio lugar a una serie de problemas, como la contratación excesiva de trabajadores eventuales y el uso discrecional de los escasos recursos disponibles. El caos local, que incluía frecuentes conflictos intersindicales y protestas laborales, llevó al diseño de una estrategia de toma del control directo del gobierno sobre la producción, desplazando gradualmente a los dirigentes sindicales de esa labor.

El conñicto se resolvió a mediados de 1940, un año muy crítico para el país, que sufría una severa inflación y una caída de la producción petrolera en un contexto internacional marcado por la guerra y por el boicot de las empresas petroleras. El gobierno planteó un "conflicto de orden económico" en contra del sindicato petrolero, ante la imposibilidad de cumplir el contrato colectivo que había emanado del famoso laudo de 1938 y como respuesta al desorden productivo. Este proceso terminó con el despido de todos los trabajadores contratados después de la nacionalización y una calendarización para la aplicación gradual del laudo. Ulteriormente habría de firmarse el primer contrato colectivo entre Pemex y el STPRM en 1942.

Pero el problema seguiría siendo el mismo: definir cuál debería ser el espacio de poder del sindicato en la gestión de la industria y cuál el de la burocracia administrativa y técnica. La solución se fue construyendo pragmáticamente en el tiempo. Pemex se convirtió en una empresa paraestatal con una administración...

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