Derechos humanos: no dilapidar la esperanza

AutorSantiago Aguirre

En México este aniversario coincide, además, con el primer año de un gobierno federal que prometió cambios profundos para revertir la desigualdad, la violencia y la impunidad.

¿Cómo ha enfrentado esta administración los inmensos retos que, en el ámbito de los derechos humanos, le heredaron los anteriores gobiernos? Desde el Centro Prodh encontramos una compleja mezcla de avances, retrocesos, inquietantes persistencias y derivas inciertas. Vale la pena hacer un corte de caja con una mirada más profunda y más atenta a los matices que lo que permiten los extremos expresados en las redes sociales.

Sin duda la nueva administración ha traído avances impensables hasta hace muy poco. Nombramientos de funcionarios y funcionarias competentes en áreas clave de dependencias como la Secretaría de Gobernación, reconocimientos de responsabilidad en casos que lastimaron profundamente a las víctimas y a la sociedad; eliminación del Estado Mayor Presidencial, recuperación de espacios de memoria sobre las atrocidades de la Guerra Sucia, aceptación de la crisis en instancias internacionales y pasos relevantes en casos ventilados ahí. Es deseable que el gobierno siga impulsando estas medidas para que devengan cambios de fondo.

La atención a la catástrofe humanitaria causada por las desapariciones, generalizadas en algunas regiones del país tiene especial relevancia. México sigue en deuda con las familias de hombres y mujeres, niños y niñas, en cuya desaparición participaron -o al menos toleraron con indiferencia criminal- las instituciones del Estado. El presidente encabezó la reinstalación del Sistema Nacional de Búsqueda y se ha reunido con diversos colectivos de víctimas. Igualmente, fue creada una Comisión Presidencial para la Verdad y la Justicia en el caso Ayo-tzinapa, que a lo largo de este año ha intentado desmontar la madeja de mentiras que dejó detrás de sí la anterior administración, con el trabajo intenso del subsecretario de Derechos Humanos y del fiscal para el caso. Por último, se ha comenzado a bosquejar un mecanismo extraordinario de identificación forense, que permitiría revertir el inhumano rezago que prevalece en las morgues de nuestro país.

Que estos procesos se consoliden puede ser una buena noticia. También lo sería avanzar en la cabal adhesión de México al régimen internacional sobre desapariciones, aceptando la jurisdicción plena del respectivo Comité de la ONU, lo que hasta ahora no ha sucedido pese a que hace más tres meses el...

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