Derechos de las mujeres. El desamparo como política pública

AutorLuciana Wainer

"Ni un perro hace eso, ni una perra -dijo el fiscal Gustavo Dolores Acosta-. Lo lógico de cualquier madre, por instinto, es haberla sacado de esa taza de baño". Era 14 de julio de 2016 y Dafne era juzgada por homicidio doloso.

"El instinto de madre no sólo debe darse en una mujer, se da en cualquier ser vivo. Esto es precisamente lo reprochable de esta conducta, sí, porque se perdió una vida", remachó el fiscal, según consta en el amparo presentado por la defensa de Dafne el 17 de abril de 2017, integrado en el expediente del caso.

Todo empezó cinco meses atrás, cuando Dafne sufrió fuertes dolores abdominales y tuvo un aborto fortuito en el baño de la tienda Liverpool donde trabajaba, en San Juan del Río, Querétaro: se desmayó varias veces, tuvo abundante pérdida de sangre y quedó en estado de shock, sin entender lo que estaba ocurriendo.

En ese momento Dafne, quien padece hipotiroidismo, no sabía que estaba embarazada.

Sus compañeros y algunos trabajadores de un servicio de urgencias privado que la atendieron en el lugar la denunciaron ante la policía del estado de Querétaro, responsabilizándola de esa muerte. El juicio se realizó sin perspectiva de género, en violación de sus derechos humanos y con abogados defensores asignados que ni siquiera sabían los detalles de su caso. El 22 de julio de 2016 fue sentenciada a 16 años de prisión y a pagar una multa de 332 mil 200 pesos, según quedó asentado en la sentencia que recayó dentro del toca penal 66/2016.

La historia de Martha es similar. "A mí me obligaron a enterrar el feto. Primero lo trajeron en una manta con sangre y las enfermeras me obligaron a pedirle perdón", recuerda.

Martha llegó el 26 de marzo de 2015 a la clínica 61 del IMSS de Veracruz con un dolor fuerte de estómago que terminó en un aborto espontáneo en el Hospital General de Zona número 71. Tampoco sabía de su embarazo. El personal médico asumió inmediatamente que había sido un aborto inducido y la denunció ante la Fiscalía Regional Zona Centro de Veracruz, no sin antes violentarla, señalarla y juzgarla.

Desde las nueve de la mañana, que llegó al hospital, hasta las cuatro de la tarde, cuando se dio la interrupción, no recibió un solo medicamento para aliviar el dolor. "Ahora te aguantas por lo que hiciste", le dijo una enfermera. La llevaron después a la sala maternal para que hiciera su recuperación. "Cada vez que llegaba un bebé yo me soltaba en llanto. Fue una tortura", comenta.

Martha recuerda que la prensa local manipuló la información de su situación y la revictimizó. "Hubo muchos periodistas que se encargaron de decir cosas que no eran", dice. Por eso, al reincorporarse a la Universidad Veracruzana, donde estudiaba administración de empresas, sus compañeros no paraban de preguntarle: "¿Por qué lo mataste?"

Dafne pasó tres años y cuatro meses encerrada en el Cereso de San Juan del Río, separada de su hija de cinco años. Mientras...

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