Desfile en una ciudad que baila

AutorKarina Terán

Desfilaron bailando fuertes organizaciones pertenecientes a los pueblos y barrios originarios de la capital del país, que la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades del gobierno de la CDMX reconoce como tales.

Por ejemplo, los chinelos del pueblo San Andrés Tetlanman, de la alcaldía Azcapotzalco; la comparsa de chinelos Tonantzin, de Tl al pan; y otro grupo de esta misma tradición proveniente de la demarcación de Iztacalco.

En la historia de esa costumbre carnavalesca del siglo XIX, se encuentra el sentido de expresar públicamente la burla contra figuras de autoridad, a través de ocultar la identidad utilizando máscaras y una elaborada indumentaria que cubre todo el cuerpo.

En el desfile no hubo tal carácter, pero fue suficiente con recorrer la emblemática vía usando los confeccionados trajes o disfraces propios de los chinelos para recordar su fuerza de colectividad.

Con ese mismo sentido de unión participó la cuadrilla de charritos Tapia's, de la población San Juan Ixtayopan, de la alcaldía Tláhuac, como los charritos de Xochimilco; además, los carnavales de la Sociedad Benito Juárez del pueblo San Francisco Tlalten-co, también de Tláhuac; y otro oriundo de Azcapotzalco.

No puede dejar de mencionarse al clásico grupo de los concheros, de la Cuauhtémoc, encabezado por una niña, quien expresó claramente su tradición intergeneracional.

Como parte de la cultura de danza de la metrópoli, desfilaron grupos representativos africanos y de países como Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, India, Jamaica, Líbano, las islas polinesias Hawaii, Pascua (Rapanui) y Tahití -cuyos integrantes eran ciudadanos mexicanos...

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