La desgracia de ser transgénero y estar en la cárcel

AutorDiana Avila

La madrugada del 12 de mayo de 2014 el Reclusorio Norte (RN) de la Ciudad de México fue escenario de un episodio de transfobia -del que poco o nada se supo en su momento, al ser encubierto por las autoridades penitenciarias-, cuyas secuelas, a dos años y medio, no terminan. Todo comenzó alrededor de las 02:30 horas, con un incendio provocado en el dormitorio 8, destinado a la comunidad lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travestí e intersexual (LGBTTTI). Ante el temor de que el fuego se saliera de control, los internos golpearon las rejas de sus celdas para alertar a los custodios del riesgo. Los uniformados acudieron para sofocar las llamas y desalojaron a los reclusos, sometiéndolos con gas pimienta.

"¡Órale, putos, afuera!", "¡Salgan cabrones!", les gritaron mientras los jaloneaban y golpeaban.

La violencia física y verbal por parte de Juan Manuel de Dios Romero, Javier Sánchez Martínez y David Rodríguez Reyes, entre otros custodios adscritos al dormitorio 8, ofendió a una de las mujeres transgénero, quien encaró a sus agresores. En respuesta, la sometieron, esposaron, azotaron contra el suelo, golpearon con puños y toletes, y patearon hasta dejarla inconsciente.

En su defensa, siete de sus compañeras se abalanzaron contra los custodios, quienes, al verse en desventaja, solicitaron refuerzos. Se armó una zacapela. "¡Pinches putos, hijos de su puta madre, se creen bien vergas. Por pasados de verga ya se los cargó la chingada!", amenazaron los uniformados.

Luego, ya en superioridad numérica y fuera del alcance de las cámaras de seguridad, agredieron a patadas, bastonazos, tubazos y puñetazos a las transgénero, aun cuando dos de ellas yacían en el piso con las manos esposadas. Los golpes fueron dirigidos a pómulos, pechos, nalgas y piernas con el propósito de reventarles los injertos que se habían puesto para resaltar su feminidad.

La valoración médica dio cuenta de la saña con la que los servidores públicos procedieron: traumatismo craneoen-cefálico; contusiones múltiples en rostro; afectaciones en implantes de mamas, glúteos y muslos; lesiones diversas en cabeza, tórax, hombros, espalda y piernas. Algunas de las víctimas debieron ser trasladadas a los hospitales de Tepepan, Xo-co o Balbuena.

Dos días después, el 14 de mayo, el Consejo Técnico Interdisciplinario (CTI) del reclusorio sesionó para deslindar responsabilidades. Ante un visitador de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), ambas partes dieron sus versiones.

Romero, Sánchez Martínez y Rodríguez Reyes (técnicos en seguridad comisionados en el dormitorio anexo 8), Juan Carlos Flores González y Luis Enrique de la Cruz Vázquez (integrantes del rondín), Ángel Corona Ladrón de Guevara (comisionado en el dormitorio) e Iván Ornar Arroyo Medina (supervisor de dormitorios) inculparon a los internos del dormitorio 8 de provocar el incendio...

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