Despedida de Caudillo

Más que nunca, Cárdenas se convirtió ayer en el caudillo perredista.

Llegó y salió de la Asamblea Legislativa ungido "para presidente", según los tres mil correligionarios que lo cobijaron ayer con porras, y quienes permanecieron desde temprano en las cercanías del recinto para abrirle paso, aunque finalmente llegó por una ruta inesperada.

Lució sobrio en su discurso, encantó con su voz monótona a sus incondicionales que lo observaban y escuchaban en la televisión gigante colocada fuera de la Asamblea. En la pantalla su traje negro, su corbata amarilla y su camisa blanca se tornaban opacos.

Su imagen dando lectura a su último mensaje como gobernante capitalino ante los diputados locales, puso fin a cerca de una hora y media de abucheos e insultos dirigidos por la multitud contra los diputados opositores, destacando los gritos de "ratero" y "culero" endilgados al priísta Oscar Levín Coppel.

Durante la lectura de una hora hecha por Cárdenas, algunos perredistas aprovecharon para sentarse a descansar en las banquetas, o para comer los tacos sudados y refrescos que la dirigencia del PRD en Magdalena Contreras convidó a sus "invitados".

La mayoría de los asistentes, sin embargo, permanecieron atentos a las palabras de Cárdenas, sumidos en el silencio, estallando de vez en cuando en aplausos y porras, convencidos todos de que nadie en el PRD pudo o podrá hacer frente a Cárdenas.

La masa de perredistas estaba compuesta por comités de jóvenes brigadistas, comités vecinales, miembros de las dirigencias delegacionales, taxistas, y empleados del Gobierno de la Ciudad.

"Son espontáneos que vinieron por su propia voluntad", según los líderes del PRD.

La disidencia marginal

Los retenes colocados por policías y granaderos en dos calles alrededor de la Asamblea impidió que personas opositoras a Cárdenas y al PRD accesaran hasta la Asamblea Legislativa.

Incluso en Donceles, personas de la secretaría de organización del PRD-DF, forman un último filtro que impide el paso de gente "extraña" hacia las escalinatas de la Asamblea.

Desde la cornisa del edificio de la esquina de Donceles y Allende, logra escabullirse una pancarta en la que se cuestiona el retraso en la regularización de taxis. Los abucheos logran que sea retirada, pero más tarde aparece colgada desde la cornisa de la sala de prensa de la propia Asamblea.

La pancarta que nunca desapareció fue una en apoyo al precandidato del PRI a la presidencia de la República y eventual contrincante de Cárdenas, Francisco Labastida Ochoa, que permaneció toda la mañana y tarde colgada de un edificio de Allende.

Hacia el mediodía, una veintena de pancartas en apoyo a Cárdenas han sido colgadas en edificios, postes, árboles y vehículos cercanos a la Asamblea.

Desde las 11:00 horas, unos cinco mil integrantes de Antorcha Popular recorrieron el kilómetro que separa la Alameda Central del Zócalo de la Ciudad, poniendo en...

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