Despojo minero con sello Slim

AutorArturo Rodríguez García

El municipio tiene menos de 18 mil habitantes, de los cuales 72% son pobres y 24% vulnerables. Sólo 3.7% no presenta alguna de esas condiciones, según la Medición de Pobreza 2010 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

Salvo por los nuevos hoteles, mesones, posadas, cantinas y los extraños, todo sigue igual en Mazapil desde que en 2005 la firma canadiense Goldcorp ocupó las tierras de cinco ejidos e instaló El Peñasquito, una de las tres minas de oro más importantes del mundo.

El complejo de mil 500 millones de dólares fue inaugurado el 23 de marzo de 2010 por Felipe Calderón y la entonces gobernadora zacatecana Amalia García, quienes presumieron los 3 mil 500 empleos directos que la mina generaría para las comunidades.

En el otro extremo del valle, a unos seis kilómetros de Mazapil, desaparece desde hace meses la comunidad de Sa-laverna. Bajo los montones de piedras que una vez fueron viviendas se localizó una reserva con potencial aurífero y cúprico que volvió prescindible el pueblo. La minera Frisco, subsidiaria de Grupo Carso, de Carlos Slim, decidió borrarlo y construir Nuevo Salaverna, como llaman a la colonia de interés social.

Mazapil atestigua la bonanza de dos gigantes que por la vía del despojo o la renta irrisoria de terrenos se convirtió en lo que hoy los empresarios mineros llaman "El Dorado Mexicano".

De pronto los 650 habitantes de la cabecera municipal se convirtieron en 2 mil 500. El desvencijado hotel con sus seis habitaciones fue insuficiente. Decenas de casas rodantes y campamentos albergaban a cada vez más mineros que se asentaban en las márgenes del pueblo.

El agua, apenas suficiente para 63% de la población que había, no alcanzó para la repoblación cuadruplicada y desecó los ejidos El Vergel, Cedros, Mazapil y Cerro Gordo.

Cuando en 2004 los geólogos y peritos mineros convencieron a los ejidata-rios de rentar sus tierras en 50 centavos el metro cuadrado, no les hablaron de las reservas por 18 millones de onzas de oro y mil millones de onzas de plata (equivalentes a 78 mil millones de dólares) que había ahí.

Los ejidatarios fueron reubicados en colonias de interés social. Cuatro de los cinco ejidos quedaron más o menos conformes, pese a que las casas nuevas tienen averías, grietas y servicios insuficientes, y casi nadie tiene escrituras. Sólo los ejidatarios de Cerro Gordo protestaron. Para exigir una renegociación y un porcentaje anual de ganancias bloquearon los accesos a la...

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