Despreciados por el imperio

AutorAlejandro Maciel

SAN DIEGO, CALIFORNIA.- Mientras volaba sobre territorio estadunidense en marzo de 2003, Héctor Barajas revisó mentalmente algunos detalles. Al escuchar el ruido de los motores sabía que el avión iba a una velocidad crucero de 700 millas por hora y sólo con asomarse a la ventanilla calculó que se encontraba a unos 11 mil pies.

El vuelo entre Bakersfield, California, y Phoenix, Arizona, le pareció muy tedioso. A diferencia de lo que había hecho en los últimos años, cuando era parte de la Brigada 82 de Paracaidistas de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, esta vez no iba a saltar.

"Miré una vez más mis manos encadenadas y me sentí más enojado que nunca. Me sentí traicionado por el gobierno del país que una vez juré defender", dice al recordar el día en que fue deportado a México: 23 de marzo de 2003.

"Me soltaron en Nogales y de repente me encontré en una ciudad extraña, sin dinero ni familiares. Todas mis pertenencias y mi vida se habían quedado del otro lado de la frontera", señala.

Barajas es uno de los 3 mil veteranos de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos que según la organización Banished Veterans han sido deportados a sus países de origen de 1996 a la fecha; 80% de ellos a México.

Los hay de muchos conñictos: la Guerra del Golfo, Irak, Afganistán, Granada, Kosovo o Vietnam. En la mayoría de los casos la historia se repite: al terminar su servicio activo les es difícil integrarse a la vida civil y tienen problemas con la justicia. Eso pasa con 40% de los veteranos de guerra, según un estudio del centro de análisis Cato Institute.

Cuando el veterano tiene la nacionalidad estadunidense, debe cumplir la sentencia que le dicte un juez, pero si sólo es residente el problema se complica: despues de cumplir la sentencia lo deportan. Los jueces en materia migratoria no toman en cuenta sus méritos en combate.

"Gracias, pero..."

Barajas pertenecía a una brigada de paracaidistas de élite. Lo entrenaron para efectuar las misiones más peligrosas de la Fuerza Aérea. "Siempre me sentí orgulloso de pertenecer a ese cuerpo", dice durante la entrevista con Proceso en su departamento de Rosarito, Baja California.

Muestra orgulloso fotografías de su participación en el cuerpo de paracaidistas y las condecoraciones que obtuvo: al Mérito Militar, Buena Conducta, a la Defensa Nacional, al Servicio del Ejército y al Mérito Humanitario.

No había pasado un mes desde que se dio de baja -en noviembre de 2001- cuando se metió en un problema de drogas. "Andaba en...

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