El DF, donde todo se vale

AutorRaúl Ochoa

En la Ciudad de México -donde se asientan algunas de las arenas más importantes del país y tienen sus oficinas los principales promotores-también se sufre uno de los problemas de la lucha más extendidos en México: aquellos atletas que alguna vez aspiraron a emular a las grandes leyendas no tienen seguro de vida ni de gastos médicos, ni pensión para el retiro.

"Nada más hay que resignarse y darle gracias a Dios por permitirnos vivir un días más", acepta El Fantasma, figura de la vieja guardia. Y añade: "Lo digo abiertamente: lo único que le pido a Dios es que me dé salud, porque estando sano hasta puedo lavar carros y busco la manera de subsistir. Sin salud simplemente no se puede, por más que quieras."

Ésa es la realidad en lavidadeun luchador profesional y, en general, de mucha gente pobre, asienta. "Las personas consideran que el peleador es rico, que gana mucho dinero. Y no: si luchas, comes; si no, no".

En la CLLDF, la conmoción provocada por el deceso del Hijo del Perro Aguayo el sábado 21 sólo se traduce en consejos a los deportistas. "Les recomiendo a todos los compañeros que se cuiden, que cuando empiecen a ganar dinero lo inviertan, porque después viene lo difícil. Si su-fren lesiones tendrán que echar mano de sus ahorros", apunta El Fantasma, quien no se sorprende de la situación que prevalece en su deporte. Explica que, de hecho, hay otras disciplinas en las mismas condiciones, como el boxeo.

Ley débil e ignorada

El Fantasma dice que hay quienes pagan por ser programados en las funciones. "Se trata de jovencitos que quieren salir en la foto". Explica: "Cuando me percato, enseguida les pido que no regalen su trabajo, porque están expuestos a una grave lesión y, por lo tanto, les puede salir más caro. Pero así es la lucha libre".

Sostiene, eso sí, que dichos casos sólo ocurren en competencias clandestinas, no reguladas por la CLLDF:

"La gente que practica lucha libre debe venir a arreglar su licencia y el promotor requiere nuestra autorización para planear su programa. Sin embargo, cuando nos damos cuenta de los encuentros clandestinos, de inmediato damos aviso a las autoridades para que suspendan las funciones que se realizan sin la mínima seguridad. A veces cumplen y en ocasiones ni caso te hacen. Por eso se les hace un llamado a que nos apoyen, pues de presentarse una tragedia se armará un relajo en el que todos saldrán culpables."

El Fantasma comenta que no es fácil erradicar estas peleas clandestinas. Y de paso exhibe la...

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