El día después de mi voto cruzado

AutorMarta Lamas

Cada semana comemos juntas varias amigas feministas. Antes, todas estábamos con el PRD y eso se quebró cuando surgió Morena. Hoy, la mayoría de ellas votará por Morena; otras, por el Frente, y unas pocas -como yo- vamos a hacer voto cruzado. O sea, voy a votar por las personas en las que confío, que están en distintos partidos.

Para la Ciudad de México estoy convencida de que Claudia Sheinbaum es no sólo la mejor opción, sino un lujo de can-didata: inteligente, honesta y conocedora de nuestra ciudad. Me entusiasma votar por ella y la pienso apoyar en todo lo que pueda. Sin embargo, no voy a votar por todos los candidatos de Morena.

Por ejemplo, para el Senado voy a votar por Movimiento Ciudadano porque Patricia Mercado va en la plurinominal. Su nombre no va a estar en la parte de adelante de la boleta, sino al reverso. Así que votaré por el candidato de Movimiento Ciudadano que aparezca en la parte delantera de la boleta, pues lo que quiero es que Mercado, a quien conozco hace años y en quien confío totalmente, llegue al Senado para impulsar la agenda feminista que compartimos.

Para mi delegación votaré por Amílcar Ganado, del PRD, quien ha sido un funcionario con gran disposición a apoyar a la ciudadanía y siempre abierto al diálogo. En fin, como ven, en estos tres votos van tres partidos distintos.

Mi intención de votar cruzado, o hacer votos diferenciados, no le ha gustado a mis amigas morenistas ni a las perredis-tas. Lo siento. A mí tampoco me han gustado las alianzas tanto del PRD con el PAN como de Morena con el Partido Encuentro Social, pues me parecen un revoltijo ideológico que no sólo me incomoda, sino que implica riesgos.

Pero no quiero hablar aquí de lo preocupante que me resulta la llegada de los diputados del PES al Congreso, porque quiero reflexionar sobre otra cuestión también peligrosa: el clima de animadversión personal que ha ido creciendo.

Aunque me ha decepcionado que ciertas personas cercanas a mí me critiquen o se enojen por mi decisión de voto cruzado, lo que más me ha sorprendido negativamente son las actitudes de rechazo derivadas de ciertos prejuicios. Les cuento:

Hace unos días, en Polanco me encontré con una compañera de la prepa a quien no veía hace mucho. En un primer momento me abrazó con gusto, pero enseguida tomó distancia (literalmente se echó unos pasos para atrás) y me espetó: "Seguro que estás con el Peje. Ya no podemos hablar". Me dejó atónita. Cuando le dije: "No hablemos de política, ven, tomémonos...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR