Diagnosticar la derrota

AutorDenise Dresser

Todos recriminándose entre sí, todos acusándose entre sí, todos culpando al grupo ajeno sin asumir la responsabilidad emanada del propio. Nadie dispuesto a revelar con claridad las causas detrás del desastre de Acción Nacional. Nadie dispuesto a reconocerlo, a señalarlo, a asumirlo. Diluyendo la culpa en frases trilladas como "el desgaste", "las divisiones", "la falta de dinero, la falta de lealtad, la falta de línea". Los panistas se escudan pero no enfrentan; explican pero no entienden; padecen el dolor de la derrota pero no comprenden quién la provocó. Tiene nombre y apellido. Se llama Felipe Calderón.

Porque la elección fue un referéndum sobre su gobierno y la guerra que emprendió. Porque la contienda fue un juicio sobre la gestión monotemática que encabezó. Y he allí los resultados. Tres millones de votos perdidos. Sólo una gubernatura ganada. El paso de ser la primera fuerza política del país a ser la tercera. El regreso del PRI por default. Y el PAN puede argumentar que llegó dividido por pleitos internos; que llegó cuestionado por los efectos de la crisis económica del 2009; que llegó maniatado por la reforma electoral que limitó su margen de acción. Y quizás hay una dosis de razón en estos argumentos; quizás hay algo de cierto en estos planteamientos. Pero dejan de lado la razón principal del rechazo que el PAN enfrentó. Los 60 mil muertos y la violencia sin fin. Los "daños colaterales" que la guerra de Felipe Calderón ha producido y que ahora el PAN ha pagado.

Y sí, Josefina Vázquez Mota fue traicionada por el presidente y su gabinete. Y sí, fue dejada a la deriva por personajes prominentes de su propio partido. Y sí, Roberto Gil Zuarth cometió innumerables errores derivados de su falta de experiencia. Y sí, gran parte de su esfuerzo fue producto de la improvisación. La campaña de Josefina no logró sumar, comunicar, convencer. Arrancó en marzo con 30% de las intenciones de voto y a buena distancia de López Obrador. Todo eso se perdió en tres meses de una campaña marcada por la continuidad con Calderón en lugar del distanciamiento hacia él. Eso fue lo que la hundió; eso fue lo que la venció. Cargó a cuestas con el peso de una guerra de la cual nunca logró desvincularse. Una guerra fútil, una guerra impopular, una guerra que en lugar de pacificar al país ha contribuido a incendiarlo.

Josefina nunca decidió qué posición debía asumir frente al conflicto y de allí las inconsistencias en las que cayó, las contradicciones que desplegó...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR