Con los días contados

AutorAmigzaday López Beltrán

En la semana de su homicidio Regina Martínez tenía una herida en una mano que no dejaba de sangrar; el constante estrés le causaba dolores de cabeza... Tenía días sin dormir.

A finales de abril de 2012, sin saberlo, ella se despidió de sus padres en una comida. Sin embargo, ellos no pudieron darle el adiós ni en su funeral.

"Sé que me van a matar", soltó Regina al familiar de un amigo después de pasar la noche en su casa, como le contaron a la periodista francesa y corresponsal de este semanario en París, Anne Marie Mergier.

A sus cercanos, preocupados por 13 homicidios de periodistas, Martínez les decía que "no les tengo miedo" y seguía una retahíla de groserías.

La valentía de Regina contrastaba con sus 148 centímetros enfundados en unos lentes estilo Harry Potter, playera, chaleco café, pantalones de mezclilla y botas de montaña. Siempre traía su inconfundible bolsa de cuero cruzada sobre su pecho moreno. Su voz era fuerte.

Sin embargo, tenía años que no salía de noche y después dejó de hablar de los trabajos que hacía; siempre cerraba la puerta de su casa con el manojo de llaves que dejaba en la cerradura.

Pionera en la investigación y la denuncia en la dictadura priista, Regina empezó en Chiapas y luego se fue a Veracruz.

En el contexto de su labor periodística, el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador la conoció. Ella y Alberto Morales fueron los únicos reporteros que cubrieron el Éxodo por la Democracia en su paso por Veracruz, cuando nadie quería reportar sobre los in-conformes. Durante 15 días tomaron café y platicaron.

Cuando Veracruz se calentó vía la represión, censura y asesinatos de periodistas, los amigos de Regina le ofrecieron su casa, como un esquema para protegerla, pero ella nunca aceptó.

Lección en Chiapas

Era septiembre de 2009. Regina se presentó puntual a una entrevista para hablar sobre su despido en el periódico Política, caso emblemático de la represión en el sexenio del entonces gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán.

Segura, contesta casi todo con claridad; sólo duda en una pregunta, quizá la más simple:

-¿Eres de aquí, de Veracruz?

-Mmm... sí -contesta con voz bajita tres segundos después.

"Ella es muy reservada", "se blindaba mucho", "no sabemos de dónde era", "¿dónde viven sus papas? ¿cómo avisamos a su familia?", "¿Pérez es su segundo apellido?", coinciden en sus dudas los colegas de Regina que fueron cuestionados hasta por el mismo gobierno aquel funesto 28 de abril.

Las reservas de Regina fueron su mecanismo de protección, el cual se agudizó con los constantes embates que recibió durante su carrera periodística.

En Chiapas, recién egresada de la Facultad de Comunicaciones de la...

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